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milan kundera - Prisa Revistas

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EL VELO DE LA PREINTERPRETACIÓN EN LLAMAS<br />

El hombre padece una ceguera existencial<br />

y en ello reside sin lugar a dudas una de<br />

las cualidades humanas fundamentales.<br />

Con Cervantes, esa ceguera se convierte<br />

por primera vez en la historia en el<br />

tema fundamental de una gran obra de<br />

arte. Don Quijote es un caballero fielmente<br />

consagrado a la belleza de la<br />

preinterpretación, la cual era entonces<br />

poética, hermosa, llena de fantasía, por<br />

haberse alimentado de mitos y leyendas:<br />

mágico velo suspendido ante el mundo<br />

concreto. Con Cervantes, ese velo apareció<br />

por primera vez en llamas. Eso me<br />

mueve a pensar que el nacimiento de la<br />

novela arranca con la quema del velo de<br />

la preinterpretación que cubre el rostro<br />

de lo concreto, y que ese gesto incendiario<br />

constituye el acto fundacional del arte<br />

de la novela, gesto repetido posteriormente<br />

en cada novela digna de serlo.<br />

Comparados con el fascinante personaje<br />

de Don Quijote, los guardianes de<br />

la preinterpretación contemporánea son<br />

seres apoéticos, convencionales y aburridos.<br />

La fuente de la preinterpretación<br />

moderna no es ya una literatura mitologizante,<br />

fantástica, poética, sino el discurso<br />

político, moralizante, ideológico.<br />

Hay escritores que, inspirados por mejores<br />

intenciones, se apresuran a investir<br />

de carne novelesca la preinterpretación<br />

momentánea del mundo. Ignoran que,<br />

al hacerlo, se sitúan en el polo opuesto<br />

de Cervantes o de Kafka; que se sitúan al<br />

otro lado de la historia de la novela.<br />

EL MAL GUSTO DE REPETIRSE<br />

Durante una de mis primeras estancias<br />

en la Bohemia descomunizada, un amigo<br />

que ha vivido allí desde siempre me dijo:<br />

lo que necesitamos es un Balzac. Porque<br />

lo que se ha instaurado aquí es una sociedad<br />

capitalista, con todo lo que en ella es<br />

vulgar, cruel y estúpido, con advenedizos,<br />

estafadores y timadores, con la grotesca<br />

chabacanería de los nuevos ricos. La<br />

crueldad del dinero ha sustituido a la<br />

crueldad de la política. La estulticia comercial<br />

ha sustituido a la estulticia ideológica.<br />

Pero lo que convierte esta nueva<br />

experiencia en algo pintoresco es que<br />

conserva, intacta en su memoria, la antigua,<br />

que ambas experiencias se han ensamblado<br />

y que la historia, al igual que<br />

en la época de Balzac, demuestra ser capaz<br />

de generar increíbles embrollos. Mi<br />

amigo me cuenta entonces la historia de<br />

un anciano, antiguo alto funcionario del<br />

partido, quien, hace 25 años, propició la<br />

boda de su hija con el hijo de una gran<br />

familia burguesa expropiada, al que enseguida<br />

facilitó (como regalo de boda) una<br />

brillante carrera profesional; actualmente<br />

este apparatchik vive completamente solo<br />

sus últimos días: la familia de su yerno ha<br />

recuperado los bienes que habían sido<br />

nacionalizados y la hija se avergüenza de<br />

ese padre comunista a quien sólo se atreve<br />

a ver en secreto. Mi amigo se echó a<br />

reír: “¿Te das cuenta? ¡Es, literalmente, la<br />

historia de papá Goriot!” El hombre que<br />

fuera poderoso en la época del terror logra<br />

casar a sus hijas con enemigos de clase<br />

que, tiempo después, en la época de la<br />

Restauración, ya no quieren saber nada<br />

de él, hasta tal punto que el pobre padre<br />

no puede verlas nunca en público.<br />

Mi amigo y yo nos reímos de buena<br />

gana. Hoy me paro a analizar esa risa: a<br />

fin de cuentas, ¿por qué nos reímos?<br />

Se impone la célebre idea de Marx: un<br />

acontecimiento histórico se repite siempre<br />

en forma de farsa. Pero, ¿es realmente tan<br />

“fársica” 1 la historia del anciano apparatchik?<br />

No: su vejez es tan conmovedora y<br />

triste como la de papá Goriot. No es una<br />

situación la que, al repetirse, pasa de repente<br />

a ser cómica; Es el que se repite el<br />

que es cómico. Porque para repetirse (y en<br />

nuestro caso es la propia Historia la que se<br />

repite) se necesita no tener pudor ni memoria<br />

ni inteligencia.<br />

El hecho de que un hombre le diga a<br />

una mujer “te quiero” no tiene en sí nada<br />

de cómico; pero, si se lo dice por vigésimotercera<br />

vez a la vigésimotercera mujer,<br />

con el mismo tono sincero, con la misma<br />

lágrima a punto de saltársele, querámoslo<br />

o no, nos reiremos aunque la vigésimotercera<br />

mujer sea tan querida como la<br />

primera.<br />

Volviendo al viejo apparatchik no es<br />

él el que provocó nuestra risa. La provocó<br />

la Historia.<br />

Y volviendo a la exhortación de mi<br />

amigo praguense: ¿necesita a su Balzac la<br />

época en que vive mi amigo en Bohemia?<br />

Tal vez. Tal vez a los checos les resultaría<br />

útil, ilustrativo e interesante leer novelas<br />

sobre la recapitalización de su país, un ciclo<br />

novelesco amplio y rico, con muchos<br />

personajes, muchas descripciones, escrito<br />

al modo de Balzac. Pero ningún novelista<br />

que se precie escribirá esa novela. Sería<br />

ridículo escribir otra Comedia humana.<br />

Al igual que sería ridículo escribir acerca<br />

de la Segunda Guerra Mundial una nove-<br />

1 Literal de: sifarcique en francés... (y, en francés,<br />

sin las comillas que añado yo aquí por mi<br />

cuenta –y la de Albiñana– por razones obvias).<br />

la al modo de Guerra y paz. Porque, así<br />

como la Historia (la de la humanidad)<br />

puede tener el mal gusto de repetirse, la<br />

Historia de un arte no tolera las repeticiones.<br />

El arte no está ahí para registrar,<br />

cual gran espejo paciente, las infinitas repeticiones<br />

de la Historia. Está ahí para<br />

crear su propia historia. Lo que quede un<br />

día de Europa no será su Historia repetitiva,<br />

que en sí misma no representa valor<br />

alguno. Lo único que puede quedar de<br />

ella es la Historia de sus artes. n<br />

© Milan Kundera<br />

© de la traducción: Javier Albiñana<br />

Milan Kundera es novelista y ensayista. Autor de<br />

La broma y La insoportable levedad del ser.<br />

4 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 82

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