milan kundera - Prisa Revistas

Antonio Cánovas del Castillo
mo [no resulta] “aventurado el
aserto de que difícilmente se registrarán
entre nosotros atentados
como los que con enérgica y
universal reprobación se cometen
en otras partes…”, aproximadamente
un año antes de la
bomba del Liceo 3 .
Sólo desde esa perspectiva global
será posible responder a preguntas
como: ¿por qué siguieron
los anarquistas en varios países y
casi al mismo tiempo una táctica
tan irracional? (no era desde luego
una cuestión de epidemia, como
si de gripe se tratara, a pesar
de que perezosamente, entonces
y ahora, se insistía en esa interpretación);
¿había acuerdo entre
Nº 82 n CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA
ellos, y caso de ser así, de qué tipo,
teórico o práctico?; más aún,
¿podía hablarse, como se decía
en los círculos conservadores, de
una internacional terrorista, o al
menos había una coordinación
efectiva entre los diversos grupos
que actuaban en países diferentes?;
¿perseguían con los atentados
objetivos comunes o se trataba
de respuestas a situaciones
específicas?; ¿por qué cesaron en
casi todas partes las oleadas terroristas
tan súbitamente como
habían comenzado?…
La táctica del atentado individual
surge en el contexto de la
crisis de la Primera Internacional,
y más concretamente, de la
crisis del movimiento anarquista.
A este factor se le adhieren enseguida
otros elementos de muy
diversa índole, algunos de gran
complejidad, enraizados en la específica
problemática socio-polí-
3 La frase transcrita pertenece a una
circular del Ministerio de la Gobernación
que lleva fecha del 6 de abril de
1892 (Cf. Archivo Histórico Nacional,
Ministerio de la Gobernación: Disposiciones
para la represión del anarquismo,
1894-1902, Serie A, Legajo 2, Exped.
15). Digamos de paso que hay abundante
documentación de esas características
sobre el problema del anarquismo
en estos años en varios Archivos:
así, por ejemplo, en Alcalá de Henares
(Madrid), en el Archivo General de la
tica de cada país o derivados de la
propia concepción revolucionaria
del movimiento anarquista del
siglo XIX. No hay que olvidar
en este último sentido la radicalidad
y sobre todo la impaciencia
casi consustancial al “sentir” ácrata,
mezclada con una tendencia,
siempre presente, al individualismo,
que se ve potenciada en el
ambiente cultural e ideológico
del momento (es la época, en el
propio “mundo burgués”, de los
Stirner, Nietzsche, Ibsen, Carlyle…).
En este sentido se ha destacado
la adopción de la táctica
de la “propaganda por el hecho”
en el Congreso de Londres
(1881), olvidándose que ya en
los Congresos de Berna (octubre
de 1876) y Verviers (septiembre
de 1877) se dieron importantes
pasos en la dirección de legitimar
la violencia individual; y dejando
también en un injusto segundo
plano la consolidación en
el seno del anarquismo de la corriente
que preconizaba un individualismo
radical (cada uno
dueño de sí mismo, sin obligación
de rendir cuentas a nadie),
que sería a la postre tan determi-
Administración, Ministerio de la Gobernación.
Documentación procedente
del Palacio del Infantado, Caja 236;
y en el mismo archivo, en la documentación
perteneciente al Ministerio de
Asuntos Exteriores, Embajada en París,
Cajas 5831-5832, y 5881-5884.
También en el ya citado Archivo Histórico
Nacional, Ministerio de la Gobernación,
Serie A, varios legajos, entre
los que destacan los números 2, 44 y
63. En el Servicio Histórico Militar, de
la documentación procedente del Archivo
General Militar de Segovia, el legajo
núm. 157 de la Sección 2ª, División
4ª, muy completo en lo referente a
la represión militar del anarquismo. En
el Archivo del Ministerio de Asuntos
Exteriores, el legajo 2751, sobre las agitaciones
anarquistas de 1899-1908.
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