Migraciones indígenas - IIDH
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Instituto Interamericano de Derechos Humanos<br />
que son expresiones económicas imbricadas en el mantenimiento de la identidad y la preservación<br />
desde el exterior de los vínculos con las localidades de origen. En esto se sustenta la importancia de<br />
estudiar los mecanismos mediante los cuales se están organizando economías emergentes en la escala<br />
transfronteriza y transnacional, a partir de la interacción migratoria, que permitan no solo identificar sus<br />
efectos sobre el desarrollo a nivel macro o micro, sino también identificar el tipo de emprendimientos y<br />
su organización, así como la formación de nuevos actores económicos, el uso de tecnologías y prácticas<br />
innovadoras en la organización de los negocios.<br />
Otro tema relevante de esta nueva problemática social es su diversidad social, el papel de las mujeres<br />
y de los colectivos étnicos en la organización de las redes migratorias, la identidad y la cultura. Los<br />
colectivos sociales involucrados en su formación son altamente heterogéneos; sin embargo, uno de<br />
sus rasgos más sobresalientes está relacionado con la creciente feminización de las migraciones. Esta<br />
dimensión tiene importancia no solamente en el hecho de que las mujeres tienen una participación<br />
cuantitativa que puede ser similar o inclusive mayor a la de los varones, sino porque dicha participación<br />
femenina ha implicado un conjunto de transformaciones cualitativas, en la conformación de redes, en<br />
la transformación de los roles y en las relaciones de género que son observables en las articulaciones<br />
construidas y en el nuevo transnacionalismo social migratorio.<br />
De igual relevancia es el creciente papel que tienen las colectividades <strong>indígenas</strong> y de otros colectivos<br />
étnicos en ese entramado migratorio. De ello emanan nuevas expresiones de multiculturalidad<br />
transnacional como resultado de la diáspora en la que convergen grupos de diferentes orígenes étnicos<br />
de toda la región. El contacto de los emigrantes con sus comunidades de origen no solo se produce a<br />
través del envío de remesas de dinero, sino a través de una serie de otras transferencias, tanto materiales<br />
como simbólicas, que se constituyen en mecanismos funcionales tanto para la reproducción social del<br />
grupo como para el mantenimiento de su identidad y su cultura. De esas transferencias se deriva la<br />
formación de un patrimonio de experiencias y conocimientos que servirían de apoyo al desarrollo de<br />
nuevas migraciones. Esa interdependencia cultural tiene connotaciones importantes sobre los países<br />
de origen por el efecto de las transferencias de doble vía, desde las comunidades locales al exterior y<br />
viceversa, sobre los patrones de vida, sobre las prácticas, costumbres y relatos sociales.<br />
Otra línea temática es la participación política y la ciudadanía de los migrantes. A pesar de que los<br />
colectivos de migrantes se han revelado como una fuerza económica y una fuerza social, carecen tanto<br />
en los países de acogida como en sus países de origen, de las expresiones políticas que les permita<br />
obtener un mayor impacto en los procesos políticos en los cuales están directamente involucrados y en<br />
todos aquellos que tienen que ver con el presente y el futuro de la región. Paradójicamente, han estado<br />
excluidos de las posibilidades mínimas de participación política como ha sido el derecho al voto, ya<br />
sea porque la institución del voto en el exterior no existe o porque carecen del documento de la cédula<br />
de identidad de su país de origen.<br />
Otra dimensión de esa problemática cultural está asociada a un conflicto que se traduce en el<br />
rechazo, la xenofobia y la estigmatización de los sujetos migrantes. La xenofobia y el rechazo tienen<br />
dos expresiones: una es su expresión pública bajo mensajes y prácticas de rechazo a los inmigrantes;<br />
otra es su manifestación pasiva en los propios sujetos migrantes. Esto último lo entendemos como<br />
parte de la continuidad de privaciones que experimentan los migrantes; junto a la pobreza material,<br />
se intensifican otras privaciones no materiales, como la pérdida de sus referentes territoriales, el<br />
aislamiento y la soledad, la falta de redes de apoyo, y el impacto emotivo que ello produce, junto al<br />
sentimiento de degradación y la pérdida de autoestima social e individual que se experimenta bajo esa<br />
dinámica. Ese esquema cultural de diferenciación del sujeto migrante tiene como fin la legitimación<br />
cultural e ideológica del estado de exclusión y de las condiciones de desigualdad que se imponen sobre<br />
ellos, los inmigrantes, por tratarse justamente de extranjeros pobres.<br />
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