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Portada Simposios - Supplements - Haematologica

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XLII Reunión Nacional de la AEHH y XVI Congreso de la SETH. Foros de debate<br />

311<br />

cias, el área de quirófanos, en la cual también hay varias<br />

especialidades que utilizan los mismos recursos.<br />

Es obvio que la extracción de muestras para análisis<br />

ha de realizarse en un solo tiempo; también es<br />

de sentido común que el transporte de las mismas<br />

hasta el/los laboratorio/s sea conjunto así como la<br />

recepción en un punto determinado, pero a partir de<br />

esa área de recepción de todas las muestras para<br />

análisis, es donde debe organizarse el “reparto” para<br />

que cada muestra, o mejor dicho, cada grupo de<br />

muestras vaya al servicio que corresponda, y será en<br />

ese Servicio donde le den el tratamiento adecuado<br />

a cada una de ellas, incluso repartiéndolas de nuevo<br />

en las diferentes secciones.<br />

También parece razonable compartir el sistema de<br />

información (sistema informático) y la forma de<br />

identificación de las muestras.<br />

También aporta algún beneficio el uso de un documento<br />

único de solicitud de pruebas analíticas en el<br />

que es aconsejable que estén delimitadas con claridad<br />

las solicitudes que corresponden a cada servicio:<br />

Este documento puede servir también para las solicitudes<br />

urgentes con tal de que en él estén claramente<br />

definidas las pruebas que pueden ser solicitadas a<br />

los diferentes laboratorios con carácter de urgencia.<br />

No ocurre lo mismo con el informe de resultados;<br />

éste no debe ser necesariamente único, sino que,<br />

aunque los recursos materiales (material informático)<br />

se utilicen de manera conjunta y coordinada,<br />

debe existir la posibilidad de emitir informes conjuntos<br />

o separados. En las pruebas analíticas básicas<br />

solicitadas rutinariamente y sin alteraciones, en un<br />

alto porcentaje de los casos (hematimetría y coagulación<br />

básicas y otras determinaciones de bioquímica)<br />

puede utilizarse un informe único, previa validación<br />

por los facultativos implicados. Pero en todos<br />

los demás casos, al menos en lo que corresponde al<br />

laboratorio de Hematología, el informe ha de ser<br />

diferenciado puesto que ningún especialista debe informar<br />

sobre aspectos de otra especialidad, y sobre<br />

todo un analista clínico, bioquímico, microbiólogo,<br />

no deben informar sobre el resultado de una prueba<br />

hematológica. Esto no impide que el informe sea<br />

impreso conjuntamente con los otros, en la misma<br />

impresora situada donde corresponda; no obstante<br />

es aconsejable que los resultados analíticos se<br />

“agrupen” en diferentes hojas, clasificados por secciones<br />

(hematimetría, coagulación, inmunología).<br />

También pueden ser compartidos algunos recursos<br />

humanos, concretamente el personal administrativo<br />

y el personal de enfermería que realiza las extracciones;<br />

el resto no es necesario, sino al contrario,<br />

porque la especialización del personal mejora la calidad<br />

del resultado.<br />

Responsabilidad del laboratorio<br />

de hematología<br />

La responsabilidad de la organización y funcionamiento<br />

del laboratorio de hematología ha de ser inexcusablemente<br />

de un hematólogo que pertenecerá al<br />

Servicio de Hematología y Hemoterapia, salvo en los<br />

grandes hospitales en los que el propio laboratorio<br />

de hematología tenga rango jerárquico de servicio, en<br />

cuyo caso se puede suponer que habrá varios médicos<br />

hematólogos trabajando en diferentes secciones<br />

y que alguno de ellos será el Jefe del Servicio.<br />

En cualquier caso, la responsabilidad última de<br />

toda la actividad que se realice en este laboratorio<br />

ha de ser de un hematólogo jefe del servicio que ha<br />

de tener el mismo rango jerárquico que cualquier<br />

otro jefe de servicio de otra especialidad. Este médico<br />

hematólogo no debe estar supeditado a un “jefe<br />

del servicio de laboratorio” que generalmente no es<br />

hematólogo sino que suele ser un especialista de<br />

Análisis Clínicos, y que en muchas ocasiones tampoco<br />

es médico. Esta afirmación no surge por animadversión<br />

ni antipatía hacia otros especialistas, sino<br />

solamente porque indudablemente el único profesional<br />

que recibe formación adecuada durante el período<br />

de aprendizaje es el médico hematólogo; es el<br />

único que tiene suficientes conocimientos para hacer<br />

las determinaciones adecuadas al paciente, incluso<br />

aquellas que puedan aportar un valor añadido<br />

y que no hayan sido solicitadas por el clínico, y especialmente<br />

si esta consideración se hace para “productos<br />

estrella”, es decir para determinaciones analíticas<br />

especializadas.<br />

El laboratorio no debe ser una fábrica que funciona<br />

a demanda, recibiendo peticiones y produciendo<br />

resultados; debe ser el servicio que da respuesta a las<br />

necesidades que solicite el clínico, en forma de informes<br />

elaborados por un interlocutor válido, un profesional<br />

con la formación suficiente para orientar al<br />

clínico en el diagnóstico de las enfermedades y con<br />

la posibilidad de participar en la elaboración de protocolos<br />

u otras guías de práctica clínica que permitan<br />

el uso adecuado de lo que puede ofrecer el laboratorio,<br />

e incluso de la gestión y uso eficaz y eficiente<br />

de los recursos de los que dispone.<br />

Criterios de gestión<br />

Actualmente hay una gran tendencia a la organización<br />

de laboratorios que integran varias especialidades<br />

(Bioquímica Clínica, Hematología y Hemoterapia,<br />

Microbiología y Parasitología, Inmunología y<br />

Anatomía Patológica) y sus correspondientes profesionales<br />

especialistas con diferentes titulaciones<br />

(Medicina, Farmacia, Ciencias Biológicas y Ciencias<br />

Químicas) creándose así “Áreas de Diagnóstico Biológico”<br />

que reciben esta denominación u otras parecidas<br />

y que se justifican casi exclusivamente aduciendo<br />

criterios de mejora en la gestión de los recursos;<br />

en muchos casos buscando una racionalización de<br />

los costes o también una reducción de los mismos, y<br />

esgrimiendo también siempre criterios de calidad.<br />

Estos aspectos son probablemente los que dan lugar<br />

a mayor diversidad de opiniones y de situaciones,<br />

encontrándose múltiples variantes.

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