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Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2002 15
El grueso del ajuste de la cuenta corriente de 2002 correspondió a una reducción de las
importaciones, las que caerán en más de 30 000 millones de dólares respecto de 2001 (de los cuales
25 000 millones son explicados por las economías del Mercosur). Las menores importaciones se
explican parcialmente por la recesión que afecta a parte importante de la región, lo cual es sólo un
componente cíclico que podría revertirse con una reactivación. Pero también hay un factor relevante
explicado por la depreciación real de las monedas. En la medida en que se mantengan tipos de
cambio competitivos, deberá consolidarse un ajuste más estructural (y, por lo tanto, menos
cíclico) de las importaciones y una mayor contribución de las exportaciones, que tienden a
reaccionar con más lentitud a los cambios en precios relativos. De ese modo se avanzará en la
superación genuina de la coyuntura de restricción externa.
También en el frente internacional, los acuerdos comerciales alcanzados por Chile con la
Unión Europea y los Estados Unidos constituyen un hecho de 2002 relevante para la región. Chile
se convierte así en el segundo país, después de México, que cuenta con acuerdos de libre comercio
con las principales economías occidentales. Debe destacarse, por otra parte, el lanzamiento
definitivo de las negociaciones del ALCA, bajo la co-presidencia de Brasil y los Estados Unidos,
que está apoyada ahora por las autorizaciones otorgadas por el Congreso de los Estados Unidos a su
gobierno, y el renovado impulso político de Mercosur y de la integración Sudamericana ejercido por
Brasil. A ello se agregan las negociaciones en curso en la OMC, que tendrán como escenario a
Cancún, México, en el 2003.
La tasa de desocupación aumentó desde un 8.4% de la fuerza de trabajo en 2001 a 9.1%
en 2002, el nivel más alto alcanzado de esta cifra a escala regional. Esto confirma el
componente cíclico del empleo, pero también destaca el deterioro estructural que ha
experimentado su evolución a lo largo de la última década, que se ha reflejado en mayores
niveles de desocupación que los alcanzados incluso durante la crisis de la década de 1980. En
países específicos, se destaca el caso de Argentina, que este año cruzó la barrera del 20%. El
empleo informal aumentó junto con la desocupación. Las remuneraciones reales cayeron, en
promedio, en un 1.5% respecto de 2001. Este promedio, sin embargo, está marcado por las
economías en que la devaluación fuerte de la moneda se reflejó en una aceleración de la inflación,
ya que en la mayor parte de la región las remuneraciones reales aumentaron moderadamente,
destacándose los casos de Colombia, Nicaragua y Perú, donde se elevaron un 4%. Se observa una
tendencia en el 2002 en cuanto a que los cambios en el salario real estuvieron correlacionados con
la evolución del PIB por persona ocupada. No se aprecia que se hayan generado desalineamientos
en los salarios reales que hagan temer por un repunte inflacionario cuando comience la reactivación
en las economías más recesionadas. Con todo, las condiciones de los mercados de trabajo se han
deteriorado junto con un agravamiento de las condiciones sociales en la región. CEPAL estima que
en el curso del año 2002, el número de pobres de la región habrá aumentado en más de 7 millones
de personas. Las economías más afectadas no cuentan con holguras fiscales que financien políticas
públicas que reviertan significativamente el deterioro de las condiciones sociales.
La inflación mostrará un importante repunte este año, después de ocho años de
declinación, situándose en un promedio de 12%, contra 6% en 2001. La mayor inflación es, en
todos los casos, consecuencia directa de las devaluaciones nominales, y no responde a presiones de
salarios por sobre los aumentos de productividad. En las economías que devaluaron más
significativamente (Argentina, Uruguay y Venezuela, en particular, y en forma más moderada,
Brasil), aunque se elevó el ritmo de inflación, no se desencadenaron espirales inflacionarias. Esta
situación es relativamente nueva en la región, que ha tendido a desmantelar los mecanismos de
indexación automática. Nuevamente Argentina es un caso a mencionar, ya que muchos analistas
predecían un cuadro de hiperinflación siguiendo al abandono del régimen de convertibilidad. En la
mayoría de los casos la devaluación nominal se ha trasladado más a cambios en el tipo de
cambio real y corrección de precios relativos que a aceleración de la inflación. El
desmantelamiento de la inflación, al igual que la mayor credibilidad en las autoridades monetarias,