alance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe ...

Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2002 39
internacionales. La consecuencia ha sido una pérdida de competitividad cambiaria en torno a un
10% contra el dólar y alrededor del 12% con respecto al conjunto de sus socios comerciales. En el
caso de Ecuador; la mayor apreciación se produjo con relación a los demás países latinoamericanos.
Política monetaria
La política monetaria de la mayor parte de la región se subordinó a la evolución de las
paridades cambiarias, lo que en 2002 implicó una instancia de política mayoritariamente
contractiva. Sólo unas pocas economías contaron con grados de libertad para impulsar una política
monetaria contracíclica, y aun asi con poca eficacia sobre el precio y la disponibilidad de credito al
sector privado.
En un contexto de escaso dinamismo de la actividad productiva en gran parte de los países,
pocos tuvieron capacidad para utilizar la política monetaria como instrumento anticíclico. Cuatro
situaciones fueron típicas. En primer lugar, el grupo de países que sufrió fuertes presiones
cambiarias recurrió a alzas de las tasas de interés para defender su moneda. En un segundo grupo,
los intentos por impulsar una política monetaria anticíclica fueron contrarrestados por el
incremento de los diferenciales de interés (spreads) que enfrentaron en los mercados
internacionales. Un tercer grupo de países logró reducir las tasas pasivas, pero las caídas de tasas
activas no siempre acompañaron ese movimiento, lo que señaló la poca eficacia de sus políticas
monetarias en la coyuntura que enfrentaron este año. Las economías dolarizadas, finalmente, no
cuentan con una política monetaria explícita y, como se esperaba, vieron sus condiciones
monetarias espontáneamente determinadas por la evolución de los mercados internacionales y los
cambios en la percepción del riesgo país en los mercados internacionales.
Entre las economías del primer grupo se incluyen las del Mercosur, cuya política monetaria
fue explícitamente contractiva en Brasil, Paraguay y Uruguay. Esto se debió a las dificultades de
financiamento de sus pasivos externos y/o las presiones sobre el tipo de cambio. Las autoridades
monetarias nacionales intervenieron para atenuar la sobredepreciación (“overshooting”) de sus
monedas que pudiera redundar en presiones inflacionarias o en mayor inestabilidad de los sistemas
financieros locales. Así, en Brasil no se pudo mantener la política de reducción progresiva de la tasa
de interés interbancaria (Selic), que la llevó del 19% anual en diciembre de 2001 al 18% en julio de
2002. Esa política buscaba favorecer la reactivación económica en un momento de bajo crecimiento
y reducida inflación. La fuerte depreciación cambiaria del segundo trimestre de 2002 provocó
incrementos de las tasas inflacionarias en agosto y septiembre, frente a lo cual en octubre el Banco
Central elevó esa tasa de interés al 21% anual. Esta reversión afecta directamente el costo crediticio,
en la medida en que los márgenes son elevados y sensibles a variaciones de las tasas básicas. Estos
también incidieron negativamente sobre el costo de la deuda pública de muy corto plazo.
En Paraguay, pese a la retracción de la actividad productiva, la política monetaria también se
mantuvo restrictiva, y las tasas de interés pasivas crecieron durante 2002. Esta situación, sumada a
los efectos de la devaluación cambiaria, impactó sobre el sistema financiero; a mediados de año las
autoridades intervenieron uno de los bancos nacionales más importantes. Uruguay también enfrentó
serias dificultades en su sistema bancario, que sufrió una masiva corrida de depósitos y salida de
capitales, tanto de no residentes (en especial argentinos) como residentes. La pérdida de depósitos
creó simultáneamente un problema de inestabilidad bancaria interna e inestabilidad cambiaria. Se
intentó enfrentar este movimiento con un fuerte aumento de las tasas de interés internas, pero no
evitó una profunda devaluación y una crisis bancaria interna. En junio en gobierno fue forzado a
abandonar su regimen de bandas cambiarias y a permitir la flotacion libre del peso uruguayo, y
recién en octubre volvieron a aumentar los depósitos bancarios por primera vez en el año, pero a
fines de noviembre aún no habían podido reabrir sus puertas los bancos suspendidos durante el
feriado bancario de julio y se mantenían severas restricciones crediticias