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las contribuciones de los miembros de los grupos subordinados,<br />

tanto en los contextos de la vida cotidiana, <strong>com</strong>o en las<br />

esferas públicas oficiales 18 . La economía política particular<br />

de la esfera pública burguesa, por lo demás, amplía en lugar<br />

de mitigar tales presiones. En esta esfera pública, los medios<br />

que constituyen el soporte material para la circulación de las<br />

ideas son propiedad privada y operan con ánimo de lucro.<br />

Por consiguiente, los grupos socialmente subordinados carecen<br />

por lo general de un acceso igual a los medios materiales<br />

que permiten la igual participación 19 . De esta manera, la<br />

economía política refuerza estructuralmente lo que la cultura<br />

logra informalmente.<br />

Si tomamos en serio estas consideraciones, deberíamos<br />

abrigar serias dudas acerca de una concepción de la esfera<br />

pública que se proponga poner en suspenso, en lugar de<br />

eliminar, las desigualdades sociales estructurales. Deberíamos<br />

preguntarnos si es posible, siquiera en principio, que los<br />

interlocutores deliberen en espacios discursivos asignados<br />

<strong>com</strong>o si fueran iguales socialmente, cuando estos espacios<br />

discursivos están situados dentro de un contexto social más<br />

amplio, penetrado por relaciones estructurales de dominación<br />

y subordinación.<br />

Lo que está en juego aquí es la autonomía de institucio-<br />

18 En Dístinction, Bourdieu ha teorizado estos procesos de manera iluminadora,<br />

haciendo uso del concepto de "hábito de clase" |en inglés, cíoss habiius]. (En<br />

Bourdieu, la idea del hábito, o habitus, se refiere al conjunto de normas<br />

sociales, valores y principios, que regulan la actividad dentro de un "campo<br />

social" determinado. \N. deíT.I)<br />

19 Tal <strong>com</strong>o lo señala Habermas. esta tendencia se ve aumentada con la concentración<br />

de la propiedad de los medios de <strong>com</strong>unicación en las sociedades<br />

del capitalismo tardío. Para una explicación del agudo incremento en la concentración<br />

en los Estados Unidos a finales del siglo XX, ver Ben H. Bagdikian,<br />

The Media Monopoly, Boston. Beacon Press, 1983. y "Lords of the Global<br />

Village". Nation (Junio 12 de 1989). Esta situación puede contrastarse en<br />

algunos sentidos con la de los países en los que la televisión pertenece al<br />

Estado y es controlada por él. Pero incluso en ellos, es dudoso que los grupos<br />

subordinados tengan igual acceso. Por lo demás, las presiones económicas y<br />

políticas han estimulado recientemente la privatización de los medios de <strong>com</strong>unicación<br />

en varios de estos países. En parte, esto refleja los problemas de<br />

los canales estatales que se ven obligados a <strong>com</strong>petir por su "porción del<br />

mercado" con canales privados que transmiten entretenimiento masivo producido<br />

en los Estados Unidos. Para una discusión fascinante (aunque algo<br />

desactualizada), orientada hacia la esfera pública, acerca de la televisión pública<br />

en la antigua República Federal Alemana, ver Oskar Negt y Alexander<br />

Kluge, Public Sphere and Experience: Toward an Analysis of the Bourgeois and<br />

Proletarian Public Sphere, trad. de Peter Labanyi. Jamie Owen Daniel y AssenkaOksiloff,<br />

Minneapolis, University of Minnesota Press, 1993.<br />

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