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El "feminismo de la diferencia" era el responsable más<br />

obvio. Sus explicaciones presuntamente universales de la<br />

identidad de género femenina y de la voz diferente de las<br />

mujeres podían verse ahora <strong>com</strong>o lo que realmente eran:<br />

idealizaciones estereotipadas, culturalmente específicas, de<br />

la feminidad de clase media, heterosexual, blanca y europea,<br />

tan estrechamente relacionadas con las jerarquías de clase,<br />

'raza', etnia y sexualidad <strong>com</strong>o con las jerarquías de género.<br />

Y, sin embargo, el feminismo de la igualdad también era culpable.<br />

Al suponer que todas las mujeres estaban subordinadas<br />

a todos los hombres de la misma manera y en el mismo<br />

grado, había unlversalizado falsamente la situación específica<br />

de las mujeres blancas de clase media heterosexuales y<br />

había ocultado la manera en la que esto afectaba las jerarquías<br />

de clase, 'raza', etnia y sexualidad. Por lo tanto, ninguno<br />

de los bandos del antiguo debate entre igualdad y diferencia<br />

podía responder a la crítica. Aunque una de las partes<br />

había subrayado la similitud entre hombres y mujeres, y la<br />

otra la diferencia entre ellos, el resultado final era concretamente<br />

el mismo: ambas habían ocultado importantes diferencias<br />

entre las mujeres. Por consiguiente, en ambos casos,<br />

el intento por construir la hermandad se revirtió. La falsa<br />

universalización de la situación de algunas mujeres y de los<br />

ideales de identidad de algunas mujeres, no había promovido<br />

la solidaridad femenina. Por el contrario, habían introducido<br />

ira y escisión, daño y desconfianza.<br />

Pero la dificultad era aún más profunda. Al reprimir las<br />

diferencias entre las mujeres, la corriente central del movimiento<br />

había reprimido también los ejes de subordinación<br />

diferentes a los de género —una vez más, los de clase, 'raza',<br />

etnia, nacionalidad y sexualidad 3 . En otras palabras, reprimía<br />

lo que Deborah King llamaba el "riesgo múltiple", las<br />

múltiples formas de subordinación de que son objeto las lesbianas,<br />

las mujeres de color y/o mujeres pobres y de la clase<br />

trabajadora 4 . Por esta razón, la corriente central del movi-<br />

3<br />

4<br />

Una excepción importante fueron las corrientes feministas socialistas de finales<br />

de los años sesenta y setenta. Las feministas socialistas han insistido<br />

siempre en la necesidad de relacionar las divisiones de género con las divisiones<br />

de clase y. en menor grado, con las divisiones raciales, pero con la decadencia<br />

de la Nueva Izquierda, su influencia se vio menguada.<br />

Deborah King, "Multiple Jeopardy, Multiple Consciousness", Signs, 14, No. 1<br />

(1988). pp. 42-72.<br />

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