Revista Quid 58

uenos, en España y aquí también. Intentamos ser un puente
entre esta gente y el interés por la ciencia
–¿Cómo es el formato del stand up? El espectáculo que
desarrollamos puede durar una hora o una hora y pico, con
cinco de nosotros sobre el escenario. Hacemos primero una
introducción humorística con tópicos sobre los científicos,
como el de nuestro “freakismo”. Después lanzamos los monólogos
sobre distintas ciencias. Por último, abrimos un turno de
preguntas abiertas al público. Y usamos Twitter en directo.
–¿Cuál es el tipo de público que los sigue? De todo tipo.
Gente que le gusta el stand up, la ciencia y universitarios. Hemos
actuado en diferentes ámbitos: teatros, museos de ciencia
e institutos de secundaria, donde hacemos apología acerca de
la irrelevancia de ser un nerd, que te gusten las matemáticas
pero no el fútbol.
–¿Este empeño por divulgar las ciencias los desencontró
con la Academia? No hemos tenido problemas significativos.
Siempre hay algunos que te dicen que te dediques a la investigación,
que es para lo que valemos. Pero creo que hay cada
vez más conciencia en la comunidad científica acerca de que
la divulgación es necesaria. Que es parte de nuestro trabajo.
Porque de algún modo, es un derecho de la sociedad la generación
de ciencia. Por otro lado, nosotros estamos convencidos
de que la ciencia es parte de la cultura. Nos fastidia que uno
pueda hacer alarde de la incultura científica pero no de la
cultura de otro tipo. Quedo como un burro si no sé qué hizo el
Quijote, pero asiduamente me dicen: haz tú la cuenta, que yo
soy un hombre de letras
–¿A qué le adjudica este fenómeno de masificar contenidos
científicos, que en la Argentina se ha puesto de moda?
Sí, veo que hay cierta moda: que lo que suena a científico,
gusta, está bien. Creo que estamos en una sociedad apetente
de explicaciones sobre todas las cosas. Ahora asistimos a un
momento en que la ciencia y la tecnología van de la mano, y a
la gente le gusta comprender las cosas tecnológicas.
–Eligió tres temas matemáticos para el libro, ¿con qué
criterio? Tenía la idea de que los temas debían ser científicamente
relevantes y que, a su vez, conecten con la experiencia
o el interés de las personas. Por eso elegí la diferencia entre
conjetura y teorema. También el problema P versus NP,
porque es el más importante ahora en computación. Tiene
que ver con la complejidad y las computadoras. Por último, el
monólogo “Las matemáticas guardan su secreto” tiene que ver
con la teoría de los números: una rama bella de la matemática
que es muy pura, lúdica y que está en la base de la criptografía
actual. Incluso nuestras tarjetas de crédito y nuestras claves
de Internet están resguardadas por este tipo, que son los
números primos
–Es muy interesante cómo la conjetura de Pappus de
Alejandría en el año 300, sobre la figura que mejor ocupa
un plano, se convirtió en teorema recién en 1999… Sí, y
existen más problemas abiertos desde hace muchísimo tiempo,
sin resolución. Hay uno muy antiguo que forma parte de la
teoría de los números que habla sobre los números perfectos,
que son aquellos igual a la suma de sus divisores. Por ejemplo
el 6, que es divisible por 1, 2 y 3. El tema es que 1 + 2 + 3 es
igual a 6. Lo que no se sabe es si existe algún número perfecto
impar, pero tampoco nadie ha demostrado que no se lo vaya a
encontrar.
–Habla en libro de la estructura de Weaire-Phelan, ¿para
qué sirve conocerla? El problema intenta responder cómo
es la mejor manera de ocupar un espacio sin dejar huecos. Así
como Hales convirtió en teorema la conjetura de Pappus
De Alejandría acerca de que el hexágono es la mejor figura
que cubre un plano, la estructura de Weaire-Phelan es la que
mejor cubre el espacio. Estos dos científicos, cuya conjetura
llevan su nombre, lo descubrieron a partir del estudio de las
espumas, pero podrían ser superados.
–Un estadio en Pekín adoptó esta forma, ¿no? Efectivamente,
un natatorio. Es muy estético y tiene una significación vinculada
con el agua y la organización arquitectónica. Asimismo
es muy estable frente a terremotos y dicen que podría volcarse
sin colapsar
–¿En qué aspectos trascendentales de la humanidad
trabaja hoy la matemática? En las aplicaciones tecnológicas,
fundamentalmente. Por ejemplo, si no tuviésemos desarrollada
una teoría sobre números complejos, no podría existir el
MP3. Cuando en el siglo XVIII Gauss hablaba de números
complejos, no se le hubiese ocurrido el MP3. Por otro lado,
la matemática también está ligada a la física. En la década del
30, Einstein empleó mucha matemática. Su trabajo sobre la
relatividad del tiempo tiene que ver con la navegación GPS.
Por último, creo que una sociedad formada en la matemática,
es una sociedad más culta, que se deja engañar menos, porque
analiza las cuestiones con mayor rigor y lógica.
–¿Se puede trasladar el debate sobre la objetivad o subjetividad
de la ciencia a la matemática? En cuanto al objeto de
estudio, por definición, la matemática intenta ser lo más objetiva
posible. La matemática plantea axiomas, reglas de juego,
dentro de los cuales es objetiva. Ahora bien: ¿Quién define
esas reglas? Esta definición es connatural a los seres humanos.
Hace poco una niña me hizo esta pregunta: “¿Las matemáticas
existen o se inventan?”. Es un debate filosófico que está en
la raíz del nacimiento de la matemática. Mi opinión es que la
matemática se descubre con los mecanismos de la invención,
mientras que en la física o biología se descubre con los mecanismos
del descubrimiento.
–¿Qué curiosidades de otras ciencias le interesaron a partir
de integrar The Big Van Theory? Aprendí mucho a través
de mis compañeros de monólogos. Me atrae mucho la física
de partículas: cómo una de ellas puede estar en dos lugares a
la vez. Y en la biología cómo los comportamientos de nuestros
ancestros influyen en la expresión de nuestros genes. Por
ejemplo, que la generación de los años 30 en Europa sufriera
hambrunas, hace que ahora haya una tendencia hacia la
obesidad
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