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Revista Quid 58

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manifiesta bajo la forma de una rueda dinámica en la que<br />

todo, incluyendo la sacralidad de los héroes, se ve sujeto a<br />

cambios de perspectivas y consideraciones. Dejando de lado la<br />

propia subjetividad del autor, el mismo Carlyle se somete a las<br />

tensiones de su tiempo al afirmar que se trata de un “período<br />

de transición” encaminado hacia una nueva era. Y así como la<br />

disolución del mundo pagano fue lenta, auguraba un proceso<br />

más acelerado para su propio tiempo e incluso los venideros,<br />

que se verían cada vez más breves y con menos tolerancia a la<br />

perdurabilidad de los héroes debido al vértigo de los fenómenos<br />

sociales que se avecinaban, inédito en la Antigüedad. Tal<br />

vez no resulte redundante recordar que Thomas Carlyle dio su<br />

versión de los héroes en 1840.<br />

Un caluroso día de agosto de 1972, dos perfectos don Nadie,<br />

John Wojtowicz y un amigo al que llamaremos Sal Naturile,<br />

ingresaron en un banco de Brooklyn con la intención de<br />

robarlo. Eran dos alegres amateurs, sin experiencia alguna<br />

en robar bancos, y lo que debía ser un trámite sencillo se fue<br />

complicando (el banco no tenía dinero suficiente, ya que había<br />

sido retirado), por lo que a la improvisada pareja de ladrones<br />

no les quedó más remedio que tomar como rehenes a quienes<br />

estaban en su interior y la aventura se extendió por catorce<br />

horas.<br />

La historia mereció el interés de Sidney Lumet, quien en<br />

1975 realizó la versión cinematográfica conocida como Tarde<br />

de Perros (Dog Day Afternoon, en referencia al día más tórrido<br />

de la canícula), con Al Pacino como Wojtowicz (llamado<br />

Sonny Wortzik en el film) y el increíble John Cazale como<br />

su compañero. Lo que muestra Lumet con detalle y a la perfección<br />

es el proceso social que este pequeño acontecimiento<br />

despertó. La policía, luego el FBI, los medios periodísticos<br />

y miles de curiosos se hacen presentes, y todo se va transformando<br />

en un espectáculo. El suceso, que atrajo la atención<br />

de medios de comunicación a lo largo y ancho de Estados<br />

Unidos, fue uno de los eventos televisivos del año debido a la<br />

cobertura catódica, en vivo y en directo, de diversas cadenas<br />

del país. En un primer momento, Sonny/John se ve obligado<br />

a salir a la calle para hacer valer sus exigencias y comienza a<br />

arengar a los presentes, que para sorpresa de las autoridades,<br />

comienzan a mostrar simpatías con los secuestradores. No sólo<br />

ellos: también sus víctimas. Ven, particularmente en Sonny/<br />

John, a un igual que no está robando<br />

un banco sino rebelándose,<br />

con cierto grado de ingenuidad<br />

y torpeza, contra el sistema. Los<br />

medios lo advierten y comienzan<br />

a explotar esa imagen de hombre<br />

común desesperado en un<br />

momento particular de la historia<br />

de Estados Unidos (el fracaso de<br />

Vietnam, las luchas raciales, la<br />

crisis de Nixon que culminaría<br />

con Watergate en 1974). Se necesitaba<br />

un nuevo modelo de héroe, aun si como en este caso,<br />

se acercara más a la figura del antihéroe. Y así, por unas horas,<br />

fue construido el personaje de Sonny/John, hasta un momento<br />

antes un vulgar vecino de Brooklyn.<br />

Todo toma un nuevo giro al conocerse los verdaderos motivos<br />

que impulsaron al robo. Sonny/John era bisexual y quería el<br />

dinero para solventar la operación de cambio de sexo de su<br />

pareja. Eso ya era demasiado: había allí una frontera que no<br />

se podía transgredir. Los mismos medios que catapultaron su<br />

figura como la del silencioso vengador anónimo que actuaba<br />

por los deseos ocultos de la masa social, ahora lo mostraba<br />

como un degenerado asocial capaz de promover las acciones<br />

más abyectas en nombre de su interés. En contrapartida, los<br />

grupos gays, defensores de derechos humanos y fuerzas progresistas<br />

de la sociedad, continúan –y con mayor fuerza– reivindicando<br />

la figura de Sonny/John como un verdadero héroe<br />

que luchó por las libertades individuales frente a una sociedad<br />

retrógrada. Todo termina como debe: Sal, el silencioso compañero,<br />

fue asesinado por las fuerzas de seguridad y John Wojtowicz<br />

fue apresado. Su historia siguió despertando adhesiones<br />

y rechazos, hasta que el 23 de abril de 1973 fue condenado a<br />

veinte años de cárcel en la penitenciaria federal de Lewisburg<br />

(sólo cumplió seis por buena conducta) y el mundo se olvidó<br />

de él. No obstante, hubo una novedad en el tratamiento de los<br />

“héroes” que se fue intensificando y perfeccionando hasta el<br />

presente: dejaron de ser inmortales.<br />

Ahora, de acuerdo con los intereses en juego y con la imprescindible<br />

complicidad de los medios, los héroes se construyen<br />

y demuelen con la misma velocidad, se consumen como fastfood,<br />

se les tributan ritos y abonan mitos que con la rapidez<br />

del rayo son abandonados en el arcón de los recuerdos.<br />

En su exitosa novela Soldados de Salamina, el español Javier<br />

Cercas se encarga de dar vida a Miralles, un héroe en estado<br />

puro, un hombre anónimo con una vida anónima que tuvo un<br />

papel descollante tanto en la Guerra Civil española como en<br />

la Segunda Guerra Mundial. Cercas (o el narrador, que lleva<br />

su nombre) llega a Miralles a partir del testimonio ficticio del<br />

escritor chileno Roberto Bolaños. Hablando sobre Salvador<br />

Allende, Cercas le pregunta a su colega qué es un<br />

héroe. Bolaños responde: “No lo sé… Alguien que se cree un<br />

héroe y acierta. O alguien que tiene el coraje y el instinto de<br />

la virtud, y por eso no se equivoca nunca, o por lo menos no se<br />

equivoca en el único momento en que importa no equivocarse<br />

y, por lo tanto no puede no ser un héroe”.<br />

Cercas recordará una frase de Le Carré, el escritor de<br />

espionaje, quien dice que hace falta “tener temple de héroe<br />

para ser una persona decente”, a lo que Bolaños lo contradice:<br />

decentes hay muchos, héroes no<br />

*<br />

ESCRITOR, TRADUCTOR y PERIODISTA, ha publicado varios libros de poesía y<br />

editó la colección Planeta Nómade sobre literatura de viajes. Aparecieron los<br />

títulos El camino de las damas, La ruta argentina, En busca de Cathay y Las huellas<br />

del río, todos en Editorial Planeta. También la antología En la vía - Relatos<br />

desde un tren y Relatos de París.

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