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Nº 125 - Cosas que me gustan

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Todo es Historia <strong>125</strong>Realidad y literatura del Noventaespecial en materia ferroviaria.También su política inmigratoriadespertó el temor de su propiaclase social. Así, se señalaba<strong>que</strong> los inmigrantes sólo habíanvenido a "hacerse la América",llegándose a sospechar tendenciassegregacionistas, teniendoen cuenta <strong>que</strong> de los 500.000habitantes de la Capital, 300.000eran extranjeros y <strong>que</strong> los propietariosextranjeros de SantaFe cuadruplicaban el nú<strong>me</strong>ro delos nacionales.La falta de una planificaciónadecuada capaz de responder aestos problemas por parte delgobierno, contribuyó a desatarsobre Buenos Aires, en los últi-48Fisonomia de jugadores de laBolsa según "La IlustraciónSuda<strong>me</strong>ricana"mos años de la década del 80,una verdadera fiebre especulativa.Se amasaban fortunas enpocos días o en el transcurso deu na sola jornada. Jugar a laBolsa era la consigna para ciertossectores de la población. Asímuestra Carlos Ibarguren en LaHistoria <strong>que</strong> he vivido los prolegó<strong>me</strong>nosde la crisis de fines dela década del 80: "Cuando subióal gobierno el Dr. Juárez Celmanoen 1886, las negociacionesde bienes raíces significaron 40millones y en el año 1889 alcan­Zaron a 300, año en <strong>que</strong> arribaron300.000 inmigrantes 1 y seconcedieron 92 líneas de ferrocarrilescolonizadores, operándosesobre esas concesiones enel papel, como si los trenes yacorrieran y estuviese producidala ri<strong>que</strong>za consiguiente.Toda esa inflación provocabael derroche y el lujo derramadopor multitud de bolsillos: fiestassociales y oficiales magníficas,como las organizadas en honordel presidente uruguayo Tajes,en su visita a Buenos Aires, joyasdeslumbradoras <strong>que</strong> las señorasostentaban en los teatros dondea precios elevadísimos los másfamosos artistas y cantores delmundo -Zacconi, Novelli, Co<strong>que</strong>lin,Sarah Bernhardt, la Patti,Tamagno y otras celebridadesde la escena- encantaban al público.La sociedad porteña, conel caudal falaz de la ri<strong>que</strong>za improvisada,<strong>que</strong> irrumpía, agotabaen la opu lencia los gocessensuales de la vida".Sin em bargo el optim ismo delos compradores y vendedoresde papeles y la ilusión de <strong>que</strong>esa situación iba a prolongarseindefinida<strong>me</strong>nte, se estrellaroncontra el CraC de junio de 1888.Desde ese mo<strong>me</strong>nto nada detuvola caída. Se paralizó la industriade la construcción, seprodujeron huelgas en nu<strong>me</strong>rososgremios, las CaSas de co<strong>me</strong>rciosuspendieron sus pagos,mientras fracasaban las tentativasde conseguir empréstitos. Elco<strong>me</strong>rcio y la industria se debatíanen una creciente recesión.Orígenes de la crisisSi bien la débacle de la industriabritánica de la lana repercutióen nuestro país, por ser esteel principal proveedor de materiaprima, y la quiebra de la famosaBaring Brothers complicóaún más el panorama de nuestradeuda externa, tanto la opiniónpública como la literatura seempeñaron en buscar dentro denu estras fronteras las causasdel desastre.Decía La Prensa dp.1 11 de

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