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Contradicciones ante el incremento de la inestabilidad global. Antonio Serrano Rodríguez | 255<br />
de la competencia a las nuevas inversiones en la búsqueda de nuevos recursos (se<br />
estima en más de un billón de dólares las inversiones en marcha de las multinacionales<br />
de la energía que ven puestas en cuestión su rentabilidad por la caída del<br />
precio del petróleo por debajo de los 70 dólares por barril), incrementan fuertemente<br />
los costes de oportunidad en las inversiones en energías renovables, en<br />
la incorporación de los vehículos eléctricos o en las inversiones en fracking, y<br />
han ayudado a perjudicar y desestabilizar a ofertantes de recursos energéticos<br />
y de materias primas no precisamente del agrado de Estados Unidos, la Unión<br />
Europea o las multinacionales que operan en estos países, como son los “países<br />
bolivarianos”, Rusia o también Siria o el Deash, entre otros.<br />
En paralelo, el lobby de los combustibles fósiles ha ejercido en la reciente<br />
COP21 de París su máxima presión e influencia para conseguir que la inicial<br />
“descarbonización energética” para 2050, pretendida en el borrador inicial de<br />
Acuerdo de París, fuera sustituida por el concepto de “emisiones netas nulas individualizadas”<br />
que permiten seguir utilizando combustibles fósiles si las emisiones<br />
se compensan con captura de CO 2<br />
natural (reforestación), geológico o por nuevas<br />
vías que pueda abrir el desarrollo tecnológico.<br />
No obstante, las disponibilidades de oferta potencial de petróleo de reducidos<br />
costes de obtención están en necesario retroceso, porque varios de los países de<br />
oferta significativa en este petróleo de extracción barata están inmersos en importantes<br />
conflictos o presentan una fuerte inestabilidad que dificulta la explotación<br />
normal de sus recursos. Lo que, junto al continuado aumento mundial de la población<br />
(que se va a ver incrementado por la política de duplicar de uno a dos hijos la<br />
natalidad permitida en China) y al aumento de sus niveles de consumo global y<br />
energético, hace que las previsiones del mercado de futuros necesariamente se asocien<br />
a un nuevo incremento sostenido de precios del petróleo a nivel global, que,<br />
más pronto que tarde, volverá a ser la dinámica que presida su evolución a medio<br />
plazo. Seguramente con fuertes y rapidísimas escaladas de precios a partir del<br />
momento en el que los objetivos de desestabilización geoestratégica (Venezuela,<br />
Rusia, Irán, Estado Islámico…) y sectorial (energías renovables y alternativas al<br />
uso del petróleo, coche eléctrico, nuevas prospecciones…) se consigan.<br />
Hay que señalar que antes del comienzo del rally bajista del tercer trimestre de<br />
2014, definido por una clara sobreoferta en el mercado de futuros, el precio de referencia<br />
a medio plazo para los operadores de futuros se situaba entre 85 y 104 dólares<br />
por barril de petróleo tipo Brent. El año 2015 cierra con un precio de 37 dólares por<br />
barril y un precio medio anual de 48 dólares por barril. En todo caso, la evolución a<br />
corto plazo de los precios del petróleo en los mercados de futuro sigue acumulando<br />
grandes tensiones especulativas y situándose desde 15 dólares por barril, para los<br />
especuladores a la baja, hasta el doble como tendencia más sostenida, y 50 dólares<br />
por barril para los que confían en una recuperación de las economías de los países<br />
desarrollados y de los BRIC. La OPEP estima que el precio del barril al final de la<br />
presente década alcanzará una media de 80 dólares, situándose un 20% por debajo<br />
del escenario mínimo estimado a inicios de 2014.<br />
Obviamente, esta evolución está teniendo una elevada repercusión negativa<br />
también sobre los países propietarios de recursos petrolíferos, y en particular