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76 | <strong>LA</strong> <strong>GRAN</strong> <strong>ENCRUCIJADA</strong>. Sobre la crisis ecosocial y el cambio de ciclo histórico<br />
y la mayoría de sus más directos representantes en muchas ocasiones no son conscientes<br />
de lo que está en juego, no parecen dispuestos a renunciar a los estilos de<br />
vida basados en el consumo material ilimitado (y mucho menos a reducirlos) y, si<br />
lo están, aún no disponen de relatos y propuestas convincentes sobre cómo llevar<br />
a cabo dicha transición 149 .<br />
De hecho, la respuesta neokeynesiana de buena parte de la “nueva izquierda”,<br />
surgida en torno a la crisis de las socialdemocracias en Europa, aspira a desbancar<br />
las políticas de precarización social auspiciadas por el neoliberalismo del<br />
establishment económico y político del gran capital financiero apostando por<br />
una recuperación del crecimiento económico que tiende a diluir la necesidad de<br />
afrontar, a la vez y en toda su dimensión, las transformaciones del modelo social<br />
que la extralimitación ecológica requiere.<br />
No puede negarse que las propuestas de “salidas a la crisis” que incorporen<br />
seriamente las claves de la sostenibilidad requieren resolver múltiples contradicciones<br />
reales relacionadas con el “dilema del crecimiento”, la urgente renovación<br />
de las políticas del tiempo y el empleo precarios y la implementación de servicios<br />
básicos desmantelados; pero también puede constituir un gravísimo error eludirlas<br />
en aras del mero crecimiento, porque afrontándolas se podrían conseguir<br />
avances sustanciales más coherentes con relación al conjunto de desafíos que no<br />
deben ignorarse.<br />
Es preciso reconocer que quedan demasiados interrogantes en el aire para<br />
poder desplegar en la actualidad propuestas sólidas de cambio sistémico; propuestas<br />
que habrá que ir desbrozando en los próximos años en procesos en los que<br />
confluyan las reflexiones del mundo del conocimiento (de factura multicultural)<br />
y, muy especialmente, las propias experiencias de las luchas sociales emancipatorias<br />
y de vida alternativa que florecen en distintas partes del mundo.<br />
ALGUNOS INTERROGANTES QUE AÚN NO TIENEN RESPUESTA<br />
• ¿Cómo ampliar y hacer más efectiva la información sobre la trascendencia<br />
de los retos ecológicos que afrontamos para multiplicar la acción<br />
proactiva y democrática de la ciudadanía a favor de las transformaciones<br />
éticas, sociales y culturales que se precisan? ¿Cómo establecer<br />
estadios, poderes, estrategias, acuerdos y regulaciones democráticas<br />
que hagan viables cambios globales de tal calado entre regiones y sociedades<br />
con situaciones materiales y acervos culturales tan diferentes?<br />
• ¿Qué quiere decir eso del “buen vivir” con menor consumo de<br />
recursos naturales generales y personales en cada una de nuestras<br />
sociedades? ¿En qué consisten las necesidades básicas, actuales y<br />
en el futuro, en esas sociedades? ¿Qué es lo que podría hacer que<br />
la humanidad llegara a asumir conscientemente nuevos paradigmas<br />
149. Esta limitación coarta en muchas ocasiones la acción política-electoral de las propias organizaciones<br />
y partidos ecologistas, que encuentran dificultades para dirigirse al electorado como<br />
opciones realistas de gobierno.