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56 | <strong>LA</strong> <strong>GRAN</strong> <strong>ENCRUCIJADA</strong>. Sobre la crisis ecosocial y el cambio de ciclo histórico<br />
al tránsito desde los combustibles fósiles hacia las energías renovables y la<br />
ecoeficiencia incorporando toda la potencia que ofrece la utilización combinada<br />
de las tecnologías de información y comunicación y la gestión de datos<br />
(big data). En todo caso, tal migración presupone el mantenimiento de las<br />
lógicas económicas basadas en el crecimiento ilimitado de la acumulación de<br />
capital y del consumo masivo, lo que, además de las dificultades intrínsecas<br />
del propio cambio, conllevaría ahondar en el desbordamiento general de la<br />
biocapacidad de la biosfera que subyace en el fondo de la crisis ecosocial en<br />
la que ya estamos inmersos.<br />
2.2. La crisis climática, una amenaza inminente, fuera de control<br />
“La contención del cambio climático pasa por un giro copernicano a nivel tecnológico,<br />
institucional y humano de inicio inmediato y sustanciosas inversiones”<br />
o “Falta voluntad política para tomar decisiones que estén a la altura requerida”<br />
son algunas de las afirmaciones de los introductores del Quinto Informe del IPPC,<br />
en 2013-2014.<br />
Sin obviar que existe una crisis ecológica global en marcha, hay que reconocer<br />
que el cambio climático se ha convertido en el principal reto ecológico actual y<br />
está originado por el calentamiento de la atmósfera debido al incremento/acumulación<br />
de gases de invernadero (GEI), principalmente CO 2<br />
114<br />
. Dicho incremento<br />
se relaciona básicamente con actividades humanas 115 y fundamentalmente con la<br />
quema de combustibles fósiles 116 (en torno al 80% del aumento de las emisiones<br />
de GEI 117 ) y la deforestación.<br />
Los efectos inducidos por el calentamiento atmosférico son cruciales por sus<br />
repercusiones en múltiples campos con potenciales efectos dramáticos a corto/<br />
medio plazo, si no se limitan drásticamente las emisiones de carbono a la atmósfera,<br />
y otros con inercias temporales que pueden medirse en siglos 118 .<br />
En la figura 2.D, se reflejan una serie de riesgos clave –físicos, biológicos y<br />
humanos–, sus intensidades –desde muy bajo hasta muy alto–, derivadas del<br />
cambio climático en cada región mundial, y los márgenes de reducción de los<br />
mismos mediante medidas de mitigación y adaptación. Los riesgos se miden<br />
para el presente, el corto plazo (2030-2040) y, con escenarios de +2° C y +4°<br />
C, para el largo plazo, en torno a 2080-2100. Como puede observarse, en una<br />
situación en la cual la mayoría de los ecosistemas y ciclos vitales clave ya están<br />
114. Además del CO 2<br />
, son significativos el metano, el óxido nitroso y otros gases, como los<br />
fluorocarbonados, hidroclorofluorocarbonados e hidrofluorocarbonados.<br />
115. La influencia humana en el clima es clara, según el Quinto Informe del IPPC, y la OMM<br />
confirma que aproximadamente solo el 50% de las emisiones de GEI de origen humano está<br />
siendo absorbido por los océanos y la biosfera.<br />
116. De hecho, mientras el crecimiento anual de la demanda energética crece al 1,5%, las emisiones<br />
de GEI lo hacen al 2,5%, precisamente por el peso de los combustibles fósiles en la oferta<br />
energética y, muy especialmente, del carbón (28%) [Cayetano López, “La transición energética”,<br />
El País, 1 de septiembre de 2014].<br />
117. Organización Meteorológica Mundial, Comunicado de prensa 980, noviembre de 2013.<br />
118. Quinto Informe del IPPC (GT I y II), 2013-2014.