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MEMEORIA_AREAS_Bolivia

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Servicio Nacional de Geología y Minería (SERGEOMIN)<br />

Placeres<br />

305 Valle medio del río Undumo (Au, 1ª y 2ª prioridades)<br />

En un tramo fluvial de una cincuentena de kilómetros de longitud (y en especial aguas arriba a lo largo del<br />

segmento señalado como prioritario en el mapa), los aluviones holocenos acumulados en el lecho actual y las<br />

terrazas antiguas ? todos ellos muy anchos? de este apartado afluente occidental del río Beni incluyen un<br />

volumen cuantioso, aunque no cifrado aún con exactitud, de gravas y arenas por lo general moderadamente<br />

auríferas pero rústicamente lavadas y potencialmente dragables en varios sectores. El metal precioso no vino<br />

directamente de la Cordillera Oriental, sino que fue recientemente removilizado de un colector intermedio<br />

pedemontano de edad miocena superior a pliocena, el Conglomerado Tutumo, que rellena parte del sinclinorio<br />

Tuichi–Quiquibey en las cabeceras subandinas selváticas prácticamente inexploradas de la cuenca (Khrysos 1986,<br />

Gustavson Assoc. et al. 1992, Hérail et al. 1991).<br />

306 Valle inferior del río Tequeje (Au–[Pt], 2ª prioridad)<br />

A semejanza del valle cercano del Undumo, el del Tequeje, otro tributario de orilla izquierda del Beni, posee en su<br />

sección inferior (hasta más de 20 km aguas arriba de su confluencia con ese río) extensas terrazas y playas<br />

holocenas significativamente enriquecidas en oro, las que podrían dragarse, en condiciones favorables de mercado,<br />

una vez debidamente delimitadas y evaluadas las zonas explotables. Aquí también, todo el metal proviene de la<br />

disección reciente, en las cabeceras de la cuenca, de los conglomerados preenriquecidos de la formación neógena<br />

Tutumo expuesta en el Sinclinal Tuichi–Quiquibey de la Faja Subandina.<br />

Ocasionales portadores además de platinoides nativos y de diamante derivados de intrusiones ultramáficas<br />

(probablemente cretácicas) a buscarse hacia el extremo NW todavía muy poco accesible y prospectado del mismo<br />

cinturón subandino, los mencionados conglomerados han legado esos minerales adicionales de placer a los<br />

aluviones distales del valle, en particular proporciones menores de platino a las arenas negras auríferas (Gustavson<br />

Assoc. et al., op. cit.; Hérail et al., op. cit.; Khrysos, op. cit.).<br />

307 Valle de los ríos Madre de Dios, Beni (curso inf.) y Madera (Au, 1 a y 2 a prioridades)<br />

Area prospectiva de longitud única en el país (520 km en línea quebrada SW-NE y luego S-N) pero de anchura<br />

restringida (entre 2 y 20 km) que, desde Puerto Heath donde el Madre de Dios sale del Perú hasta Manoa donde el<br />

Madera ingresa al Brasil, se extiende a lo largo de una llanura de inundación fluvial que no es sino la porción<br />

boliviana del más extenso de los ejes hidrográficos tributarios del Amazonas.<br />

El substrato regional, aflorante sólo en rápidos (“cachuelas”), islotes e inselbergs tabulares a lo largo del bajo Beni<br />

y del alto Madera, es un basamento cristalino proterozoico que pertenece a la margen occidental del escudo<br />

centrobrasileño y a su prolongación en profundidad más al W. Fuera del extremo noreste de la cuenca (área de<br />

Araras), este basamento se halla cubierto por un antiguo glacis aluvial pedemontano principalmente limo-arcilloso<br />

de algunas decenas de metros de espesor que ha sido datado del Mioceno Superior–Plioceno. Tras varios otros<br />

ciclos plio-cuaternarios de aluvionamiento y erosión que se sucedieron al compás de las fases neotectónicas<br />

recurrentes de solevantamiento isostático del orógeno andino, se depositó ? ya en el Pleistoceno Superior? la<br />

secuencia de inundación fluvial bautizada fm. Manoa en el valle del alto Madera y fm. Acre al W, la cual, a orillas<br />

del Madera, comprende 2 delgados horizontes de conglomerados gruesos sólidamente cementados por una matriz<br />

arcillo-ferruginosa y separados por arenas y gravas no consolidadas. Por último, sobre la peneplanicie originada<br />

por erosión de los sedimentos pleistocénicos, se han acumulado en el transcurso de todo el Holoceno nuevos<br />

aluviones pedemontanos de granulometría más fina y de mayor espesor: Ellos son los que forman ahora las terrazas<br />

y los lechos fluviales (de hasta 2 km de ancho) aún no compactados de la amplia llanura de inundación que, sobre<br />

una anchura que puede exceder 20 km, se desarrolla a ambos lados de los cursos recientes (paleocauces) y<br />

presentes del Madre de Dios (fig. 87), del bajo Beni y del Madera; sus litofacies, variables, incluyen gravas finas<br />

(en lentes y horizontes discontinuos), arenas, limos y arcillas, a menudo lateritizados en superficie hasta una<br />

profundidad de cerca de 10 m.

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