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La Historia de la Redención - Elena G. de White

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El elector Federico aguardó con ansiedad la aparición de Lutero ante la

Dieta y escuchó su discurso con profunda emoción. Se regocijó ante el valor,

la firmeza y el dominio propio del doctor, y se sintió orgulloso de ser su

protector. Comparó los distintos partidos que participaron en la contienda, y

vio que la sabiduría de los papas, los reyes y los prelados quedaba reducida a

nada frente al poder de la verdad. El papado había experimentado una

derrota que se sentiría en todas las naciones y en todos los tiempos.

Si el reformador hubiera cedido en un solo punto, Satanás y sus huestes

habrían ganado la victoria. Pero mediante su inquebrantable firmeza la

iglesia se emancipó y--comenzó una era nueva y mejor. La influencia de ese

hombre solitario, que se atrevió a pensar y a actuar por sí mismo con

respecto a asuntos religiosos, debía afectar a la iglesia y al mundo no sólo en

su propia época, sino también en todas las generaciones futuras. Su firmeza y

su fidelidad fortalecerían a todos los que pasaran por una experiencia similar,

hasta el fin del tiempo. El poder y la majestad de Dios prevalecerán sobre las

ideas de los hombres, y sobre el extraordinario poder de Satanás.

Vi que Lutero era ardiente y celoso, impávido y osado al reprobar el

pecado y al defender la verdad. No temía ni a los impíos ni a los demonios;

sabía que tenía a su lado a Alguien más poderoso que todos ellos. Lutero

poseía celo, valor y osadía, y a veces estaba en peligro de irse a los extremos.

Pero Dios suscitó a Melanchton, que tenía un carácter totalmente opuesto,

para que ayudara a Lutero a llevar adelante la obra de la Reforma.

Melanchton era tímido, temeroso, cauteloso y poseía una tremenda

paciencia. Dios lo amaba mucho. Poseía un gran conocimiento de las

Escrituras, y su juicio y su sabiduría eran excelentes. Su amor por la causa de

Dios se equiparaba con el de Lutero. El Señor unió los corazones de estos

dos hombres; eran amigos inseparables. Lutero resultó de gran ayuda para

Melanchton cuando éste se hallaba en peligro de ser temeroso y lento, y

Melanchton a su vez fue de gran ayuda para Lutero cuando éste se

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