Imágenes del Estado de México 1824

fuera por medio de un tercero, ya manifestaba
cierta apertura hacia el “sexo débil”. En el Águila
Mexicana aparecieron algunos artículos sobre
este tema. Uno de ellos retomó las ideas de varios
personajes que habían hablado sobre la mujer.
En el artículo se decía que la mujer siempre había
sido dominada por el hombre, cuyo “[...] imperio
no es otro que el de la fuerza; pero debe ceder al
de la belleza y si no queremos ser tan generosos,
considerándolas como nuestras guías, considerémoslas
como nuestras iguales. Firma. T. C.”. 272
Un personaje importante de la época fue
un señor francés de apellido Prissette, quien
publicó en el Águila Mexicana sus impresiones
sobre el teatro en México. El señor Prissette
opinó que el teatro en México estaba muy mal,
más si se le comparaba con el de Europa. El
diario, por su parte, aclaró que el artículo se
había insertado tal y como lo había escrito el
autor, con el único fin de que se reformaran los
defectos del teatro en México. Sin embargo, señalaba,
“[...] pueden notar los señores extranjeros
que son dignos de disculpa en un país que apenas
lleva tres años de haber sido elevado al rango de
nación”. 273 El editor del Águila Mexicana señaló
que nadie nacía enseñando, y que por lo tanto se
podía disculpar al incipiente teatro mexicano por
el poco tiempo que llevaba; por ello “[...] es
menester que se nos pueda exculpar porque no
estamos en los ápices de la Ilustración que tienen
los países principalmente europeos”. 274
Un periodista que firmó como “El celoso
del bien”, se quejó en una carta de la empresa
teatral y de los actores: ambos, empresarios y
actores, sólo se preocupaban por enriquecerse
aumentando los precios de los boletos de entrada;
no se preocupaban ya por mejorar el espectáculo.
En 1822 había muy buenos actores —decía el
quejoso—; los empresarios complacían a su público
y presentaban cosas nuevas a los habitantes
de la ciudad de México. “Ahora ya no se cuida
absolutamente nada de eso y además hay muy
pocos buenos actores, antes se encontraba Margarita
Olivares, Ignacio Águilar, Morales y otros”. 275
Para 1824, además de los problemas planteados,
había varios actores que ya no concordaban
con los personajes que representaban en
escena. Además, ya las obras eran de muy mala
calidad, cuando se suponía que el teatro servía
para ilustrar al ciudadano, no para enriquecer a
los cómicos y empresarios, que era lo que estaba
pasando. “Y que si el excelentísimo ayuntamiento
en favor del bien no toma parte en las medidas
para que se pongan nuevamente cosas buenas en
el teatro lo que va a pasar es que muchos ciudadanos
ya no van a querer seguir viendo teatro”. 276
A la compañía que estaba contratada, española,
se le estaba pagando por un servicio que
debía ser bueno y servir a un “público ilustrado”.
274
Loc. cit.
272
Águila Mexicana, 18 de julio de 1824.
273
Ibid., 23 de enero de 1824.
275
Ibid., 21 de junio de 1824.
276
Loc. cit.
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