Imágenes del Estado de México 1824

Santiago Tepayuca, cerca de San Juan Teotihuacan;
San Antonio, cerca de San Agustín de las
Cuevas; San Xavier Lechería y Santa Mónica, al
norte de Tlalnepantla; Santa Lucía, en Zumpango;
Xalpa, en Huehuetoca; Santa Catarina, Santa
María Pipioltepec, San Nicolás Peralta, Tepetitlán
y La Gavia, en el valle de Toluca, por mencionar
algunas. Varias de estas haciendas contaban con
extensiones inmensas, como era el caso de La
Gavia, que tenía una extensión aproximada, según
Charles Macune, de 330 mil acres.
Había importantes haciendas
azucareras en lo que
hoy es el estado de Morelos,
como las de Cocoyoc, Temixco
y Atlacomulco; esta última,
propiedad de los
descendientes de Hernán
Cortés, que fue quien introdujo
la explotación de la caña
de azúcar en México.
Al noreste había también
importantes haciendas
pulqueras, como la de Ometusco,
cerca de Apam.
También había pesca
en los valles de México y
Toluca; ríos importantes en la Sierra Madre
Oriental; frutas tropicales en Guerrero; curtidurías
y telares de algodón y lana en Tenango del
Valle, Tenancingo y Lerma; jarcia, reatas y sacos
hechos del maguey en Tula; maderas en Chalco;
y una importante vida económica en el puerto de
Acapulco. Para todo ello la ciudad de México era
el mercado más importante del país.
Respecto a la minería, en la entidad había
minas de plata en importantes poblaciones mineras
como Taxco, Sultepec, Temascaltepec y El Oro,
en el sur y en el oeste; o las de Zimapan, Pachuca,
Atotonilco el Chico y Real del Monte, en el norte.
La minería fue una de las ramas económicas
que más abandono mostraba al inicio de la independencia
de México. Las razones fueron múltiples,
pero entre las principales estaban el
agotamiento de las minas
y la atrasada tecnología
que se utilizaba para la
extracción de los metales,
así como la propia inestabilidad
causada por la
Guerra de Independencia,
que hizo que se abandonara
no sólo esta actividad,
sino toda la producción
económica.
Una vez lograda la
independencia, se intentó
revivir la minería y para
ello se necesitó de capitales.
Si los mexicanos no
Archivo Histórico del Estado de México.
tenían capacidad económica para invertir en la
producción minera, había que atraer inversiones
de donde fuera; una opción era el capital inglés,
que a su vez necesitaba de su expansión por
medio de inversiones directas o indirectas en
otros pueblos necesitados, como México.
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