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En la Constitución <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> <strong>1824</strong>, dada a<br />
conocer por Múzquiz en la entidad el 30 <strong>de</strong> diciembre<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> mismo año, se concedía amnistía a<br />
todos los que estuvieran procesados, sentenciados<br />
o sufriendo alguna pena por “opiniones públicas”.<br />
Se exceptuaban <strong>de</strong> esta gracia los que hubieran<br />
conspirado contra la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia o los que<br />
hubieran <strong><strong>de</strong>l</strong>inquido por las mismas opiniones<br />
públicas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> dada a conocer la Constitución<br />
en ciuda<strong>de</strong>s, villas y lugares <strong>de</strong> la entidad.<br />
Otra medida que se tomó para evitar la<br />
violencia en la entidad y en todo el país, fue lo<br />
contenido en un bando <strong><strong>de</strong>l</strong> 7 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> <strong>1824</strong>,<br />
dado a conocer por el ministro <strong>de</strong> Relaciones, en<br />
el que se prohibió la portación <strong>de</strong> armas a los<br />
ciudadanos, excepto quienes <strong>de</strong>bían usarlas <strong>de</strong>bido<br />
a su trabajo. Los encargados <strong>de</strong> dar las licencias<br />
correspondientes para la portación <strong>de</strong><br />
armas eran los alcal<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los Ayuntamientos,<br />
siempre y cuando el solicitante fuera <strong>de</strong> buena<br />
conducta y honrado. Las multas por portación <strong>de</strong><br />
armas no autorizadas eran <strong>de</strong> $100.00 o seis<br />
meses <strong>de</strong> obras públicas a quienes infringieran<br />
la ley por primera vez, lo doble sería por la segunda,<br />
y en la tercera, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> aplicarse la<br />
multa, el infractor era procesado por la autoridad<br />
competente y perdía las armas que portaba. 159<br />
Para lograr la pacificación social, Múzquiz<br />
tenía ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> formar la milicia cívica; para<br />
ello solicitó la ayuda <strong>de</strong> los prefectos <strong>de</strong> cada uno<br />
<strong>de</strong> los partidos que formaban la entidad. La mayoría<br />
<strong>de</strong> ellos contestó que no contaba con recursos<br />
humanos ni económicos para hacerlo. La milicia<br />
cívica había sido importante <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la caída <strong>de</strong><br />
159<br />
Ibid., p. 18.<br />
Iturbi<strong>de</strong>; comúnmente se le llamaba “los cívicos”,<br />
y fue el sostén más firme <strong>de</strong> los fe<strong>de</strong>ralistas.<br />
Los municipios pedían se formara en cada<br />
uno <strong>de</strong> ellos una milicia cívica que protegiera el<br />
or<strong>de</strong>n social; el problema era quiénes la integrarían<br />
y con qué se les iba a pagar.<br />
El prefecto <strong>de</strong> Huejutla informó que en su<br />
partido las personas se escondían cuando llegaba<br />
la autoridad para reclutar a los cívicos. Al llegar<br />
a las casas se escondían los varones candidatos<br />
a formar parte <strong>de</strong> la milicia. Al llamado <strong>de</strong> la<br />
autoridad sólo salían “los viejos e inservibles”,<br />
quienes enojados les gritaban que “primero largarían<br />
sus hogares que ser milicias nacionales”.<br />
Se tuvo la intención <strong>de</strong> levantar un censo<br />
<strong>de</strong> población en la entidad, pues sólo se contaba<br />
con uno no muy bien hecho <strong>de</strong> 1816. Sin embargo,<br />
los <strong>de</strong>clarantes se negaban a dar sus nombres,<br />
especialmente los varones con edad para formar<br />
los cuerpos <strong>de</strong> las milicias, <strong>de</strong> tal manera que no<br />
se tenían datos fi<strong>de</strong>dignos. No obstante, se hizo<br />
lo que se pudo.<br />
En Huejutla, el jefe político pidió la ayuda<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> cura para que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el púlpito explicara a los<br />
habitantes la necesidad y conveniencia <strong>de</strong> formar<br />
parte <strong>de</strong> la milicia, y que ellos mismos <strong>de</strong>bían<br />
encargarse <strong><strong>de</strong>l</strong> sorteo. Las autorida<strong>de</strong>s no eran<br />
sus enemigos; sólo cumplían con las ór<strong>de</strong>nes<br />
recibidas. 160<br />
El mismo Múzquiz expresó su preocupación<br />
por los resultados <strong>de</strong> la formación <strong>de</strong> la<br />
milicia y el sorteo <strong>de</strong> los hombres que la formarían,<br />
lo que los obligaría a <strong>de</strong>jar casa y trabajo.<br />
160<br />
ahem, Fondo Gobernación, Sec. Guerra, Serie Milicia<br />
Nacional, v. 1, exp. 3, <strong>1824</strong>, 16 fs.<br />
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