“Estudio de Fortalecimiento de la Identidad ... - Identidad BIO BIO

Universidad del Bío Bío
Estudio Fortalecimiento de la Identidad e Identidades de la Región del Bío Bío
Agrupación: Trabajador/a
� Identidad Obrero Industrial
Se trata de una adscripción que tiene una doble vinculación, que transita desde una instrumental a
una emocional. Este es un proceso siempre ligado a la consolidación de un sector productivo y la
mantención de un grupo de trabajadores/as significativos en el tiempo, de modo de generar una
cultura obrera que permanece más allá del vínculo laboral. Como ha sucedido con las actividades
de Bellavista en Tomé, con la industria CRAV en Penco, las conserveras, y otras más que han
tenido una baja en su presencia, ya sea porque la actividad disminuyó o sencillamente despareció.
Producto de la necesidad de mano de obra intensiva y especializada las ciudades se transforman,
en la medida que el sector productivo requiere crear las condiciones materiales para la presencia
abundante de la mano de obra, apareciendo el obrero de la construcción, como un sector asociado
a la industrialización y sus requerimientos (construcción de infraestructura, vialidad, viviendas,
sector de servicios).
Fuertemente ligado a procesos históricos, la presencia de esta identidad marcó una etapa con
luchas sindicales y la creación de asentamientos que son la base estructurante de las áreas urbanas
densamente pobladas de la región. Con el tiempo, esta denominación va mutando e incluyéndose
en una menos ideológica, como lo es la definición más amplia de identidad del trabajador, que es
un operario, funcionario, empleado y otras actividades u oficios, que diluyen poco a poco el sentido
más histórico de la identidad obrera, pero que, sin embargo, aún persiste. Por ello hay que
distinguir al obrero del trabajador, la primera es una identidad en crisis, desplomada, asociada a
una actividad laboral. Desde el punto de vista de su territorialidad como categoría amplia, es
extendida, abarcando diversas comunas. Independiente de que algunas de las actividades se
centraron en algunas localidades y comunas, la pertenencia a la identidad obrera marca un sello
común, con presencia urbana fundamentalmente, y en principio no especializada o caracterizada
por oficios, va avanzando en especializaciones.
Con relevancia política, fundamentalmente en la participación e identificación que esta identidad
tiene con movimientos sociales y políticos de reivindicación y lucha de derechos. La identidad
obrera marca en la memoria colectiva muchos de los hechos de demanda social, dejando una
fuerte impronta en la división política del país de los años sesenta a los setenta. A nivel económico
es un contingente que posee la economía para su reproducción y como consumidores,
conformando un mercado importante. Culturalmente se crea una cultura obrera, asociada al
sindicalismo tradicional y las formas de habitar los espacios en poblaciones y sectores obreros de la
ciudad, posee una importante densidad poblacional.
No tiene patrimonio natural, sin embargo su patrimonio tangible es el espacio del trabajo, donde
no siendo propietario de los medios de producción, su identidad crece en una importante lucha por
el control de los medios. De control directo posee su sede sindical, su mutual y su población. Como
patrimonio intangible, desarrolla particulares formas de relación familiar, gustos musicales
populares, actividades deportivas y de ocio (juegos de mesa, entretención), incluso de cocina y
tragos. Esa cultura ha traspasado a las actuales categorías de trabajador, empleado, operario o
funcionario, no siendo denominado directamente obreros, pero siendo muchos de ellos, parte de la
continuidad histórica del obrero tradicional.
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