- Page 2: MANUEL MUJICA LAINEZ EL ESCARABAJO
- Page 10: INDICE 1. ENCUENTRO CON EL DIOS DEL
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- Page 24: cerca. Gradualmente, dramáticament
- Page 28: podido aventurar una idea merced a
- Page 32: de focas, que a mí me parecieron v
- Page 36: probaba aún que no estaba solo, en
- Page 40: sapiencia oculta, también antropom
- Page 44: tersura de la piel dorada, imberbe,
- Page 48: casi idénticos. Obedeció el peque
- Page 52: arcas. Supe que, por gracia del ni
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misteriosas. Nunca he conseguido ex
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abuino y el fénix y el pájaro y e
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ignoro qué taumaturgia que descono
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3. LA PROSTITUTA DE NAUCRATIS Y EL
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de cierto sector que si por algo so
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éplica se soltó una risa femenina
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concertadas, a cuya aglomeración i
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Por ventura ¡alabado sea Khepri!,
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aire insolente. A su vera brincaba
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con el fragor de las armas y de los
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Los cuatro días ulteriores sobresa
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con perfumes... ¡Ay, ay! ¡Qué mi
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Un día entero quedé bajo la capa
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todos, porque ¿cuál se le puede c
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todos al caldarium, donde la temper
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favor de reinas de mi país, mas du
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conveniente circunstancia de que el
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más cómodo. Por ende, allá nos e
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toldos, donde la buena gente de la
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pusilanimidad en la litera. Ni Cayo
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pueblo y en particular a los soldad
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me evocaba el taller del orfebre Ne
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5. LOS DORMIDOS, LOS ÁNGELES Y LOS
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enredaban a menudo, como en algas f
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ardía una modesta lámpara de barr
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funcionario poderoso. La compartía
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muchacho se ponía de pie, se le ac
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Constantino, Dionisio, Serapio y Ju
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Acertaron con ella en las escarpadu
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slughi, su lebrel. Todos los person
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formas de los siete animales que ad
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de sus alientos septuplicados, diri
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así que no nos quedó más remedio
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Y se tumbó de bruces, gozoso, para
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sin más trámites, me sumergió en
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6. EL OLIFANTE Durante trescientos
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de qué podía acontecer, me puse a
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estando ausentes la Tartamuda y Eud
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La niña era fina y graciosa. Uno s
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todas esas variantes le pertenecen,
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talla y envergadura, y con el Olifa
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cuyo tremendo clangor vencería los
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incorporado al enjambre inmaterial,
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arribo con Dindi, y debo declarar q
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He ahí el resumen del transcurrir
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deportiva excitación provocada por
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dolíame la nostalgia de la isla en
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llamada, desde que Marco tornó de
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de adinerados donceles que andaban
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pareja señoril del palacio, ante t
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entregó a la dicha de recobrarlo a
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atravesado por el aleteo chillón d
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aun sin buscarlo al comienzo. Dicha
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sofocado grito, el del aterrado And
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adherido a los despojos de un ancia
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Por entonces comenzó a ganar popul
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es que se metamorfoseó en una niñ
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orgullo y quién sabe de qué más,
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ya se aprestaban a huir, cuando ded
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haber devorado unos panecillos y va
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Fue después a confesarse y contó
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elaboración. Fue algo sobrenatural
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orgullo, son nítidos, radiantes, y
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Ángel, que la había defendido, de
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haciendo sonar las espuelas. Había
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9. EL ENANO DE SANTILLANA DEL MAR E
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peregrinaciones americanas que ahor
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Ascendió de esa suerte a una altí
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descifrarla ante sus patronos, y en
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allende los Pirineos, recibirían e
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acemileros, sangradores, tapiceros,
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su natal Santillana, sólo que prov
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pudiera procurarle. Entendía él q
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nunca. Dos enanos más habían toma
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futura ceremonia, y se estuvo al ac
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quien a diario, cuando regresaba a
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once. Pero Don Diego no reflexionab
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(quien no en vano descendía de un
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ocasión en que lanzaba un grito de
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tierna alianza intangible. Fuera de
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Princesa velaba bajo el tul, para c
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ahora corretearía por los Campos E
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de felicidad y de dulce pereza. Vac
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pretendió prolongar el cuestionari
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la corta pierna y el ojo indeciso:
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Francis había contado que sucedía
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evolvió su mente en pos de un merc
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—Adiós, Arcángel —musitó la
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desagradablemente la suya, lo escup
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curandería, de embuste, de sacrile
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11. EL BIBLIOTECARIO Y LOS REYES Un
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un par de botellas en momentos en q
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Posadera de tosca progenie, las esc
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esa habitación. En el cuarto verde
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izquierda, y con la derecha bendec
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incomparables, alas de ángeles, al
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lo cual las parejas que transitaban
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francés atractivo, de rostro serio
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donde delineaba Benoit, recordándo
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insigne de Su Cesárea Majestad Don
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Allá, sin requerir ni impulso ni a
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fascinado, cuanto le brindaba Doaza
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separarán. Las primeras manifestac
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Sarah. Si bien mi vida estaba más
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por el llanto rabioso en la extrañ
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esa noche entre la concurrencia Mrs
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cuales despachaban su obra los arti
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permitiera que los condujese; asimi
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destruida glorieta y los follajes d
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¡Ay, ay!, ¡qué desgraciada compo
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con alguien llamado Mr. Fraser, qui
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—Tonterías... Los inquietan tus
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pústula, lepra u otra porquería.
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cesar interrumpido por mi amigo de
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Partían por último los peones. Un
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agrió y afiló en la hosquedad ret
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comboloi, libro, abanico, joya o im
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periodístico recorte de la Académ
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la música y la inspiración de un