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Cartas 60-212 - Carmelo - Santa Teresa de Jesus

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Tu hermanita<br />

Sor <strong>Teresa</strong> <strong>de</strong>l Niño Jesús <strong>de</strong> la <strong>Santa</strong> Faz.<br />

rel. carm. ind.<br />

NOTAS Cta 143<br />

1 La <strong>de</strong>l 12 <strong>de</strong> julio (LC 154). En su respuesta a la Cta 142, Celina <strong>de</strong>cía entre otras<br />

cosas: «Tu hermosa carta me ha gustado mucho y es todo un alimento para mi alma. (...)<br />

En mi interior, todo es la nada, todo es noche oscura. ¿Dón<strong>de</strong> queda el tiempo en que yo<br />

-tan transportada, tan fuerte, tan animosa- leía a san Juan <strong>de</strong> la Cruz y, con el alma<br />

dilatada <strong>de</strong> alegría, volaba tan alto? Ha pasado ya el tiempo en que cantaba: «De flores y<br />

esmeraldas, / en las frescas mañanas escogidas, / haremos las guirnaldas...».<br />

«<strong>Teresa</strong> querida, ¡tu me compren<strong>de</strong>s tan bien, y tu alma es un eco tan fiel <strong>de</strong> la mía...! Sí,<br />

la mañana <strong>de</strong> nuestra vida ha pasado, y ahora ha llegado el mediodía, tan pesado y<br />

agobiante...<br />

«Sin embargo, me viene a la mente un pensamiento: y es que san Juan <strong>de</strong> la Cruz no<br />

dice que el alma trence las guirnaldas en las frescas mañanas, sino con flores escogidas<br />

en las frescas mañanas. Es, por tanto, ahora, en el mediodía, cuando el alma trenza las<br />

flores que antes escogió en las frescas mañanas...<br />

«Ahora ya no tiene para ofrecer a su Amado más que el ramillete ya escogido; ahora ya<br />

no pue<strong>de</strong> hacer otra cosa que anudarlo en uno solo <strong>de</strong> sus cabellos»...<br />

«<strong>Teresa</strong> querida, ¿así que tú crees que basta con un solo cabello <strong>de</strong> nuestro amor...?<br />

¿Crees que Dios no me pi<strong>de</strong> que escoja nuevas flores y nuevas esmeraldas, que<br />

practique muchas virtu<strong>de</strong>s, que produzca «emisiones <strong>de</strong> bálsamo divino», sino<br />

únicamente que trence con amor las flores <strong>de</strong> las frescas mañanas...? ¿Así que tú crees<br />

que ahora sólo basta el amor? ¡Cuánto bien me hace este pensamiento! ¡Me ha venido <strong>de</strong><br />

pronto al escribirte, pues yo interpretaba <strong>de</strong> otra manera esas palabras!. (LC 154,<br />

12/7/1893).<br />

2 SAN JUAN DE LA CRUZ, CE, can. 30.<br />

3 En el autógrafo: «lo que me pedía en otro tiempo». El añadido es <strong>de</strong> sor Genoveva y<br />

quedó registrado en los Procesos (CE II) y en la edición <strong>de</strong> 1948.<br />

4 SANTA TERESA DE JESÚS, V 30,20.<br />

5 Cf Cta 43 y 94; PN 13, 17; el Acto <strong>de</strong> Ofrenda (Or 6); Cta 182; carta <strong>de</strong> María <strong>de</strong> la<br />

Eucaristía a la señora <strong>de</strong> Guérin <strong>de</strong>l 10/7/1897.<br />

6 El rechazo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>saliento es una actitud muy teresiana, ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su niñez; cf el<br />

propósito <strong>de</strong> su primera comunión: «Nunca me <strong>de</strong>sanimaré» (VT nº 74, p. 134) y supra,<br />

Ms C n. 50.

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