Cartas 60-212 - Carmelo - Santa Teresa de Jesus
Cartas 60-212 - Carmelo - Santa Teresa de Jesus
Cartas 60-212 - Carmelo - Santa Teresa de Jesus
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Es la cuarta vez que te felicito tu santo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que estoy en el <strong>Carmelo</strong>... Me parece que<br />
estos cuatro años han apretado más aún los lazos que nos unían ya tan estrechamente.<br />
Cuanto más avanzamos en la vida, más amamos a Jesús. Y como nos amamos en él,<br />
nuestro afecto se hace tan fuerte, que es más unidad que unión lo que existe entre<br />
nuestras dos almas...<br />
Celina, ¿qué puedo <strong>de</strong>cirte, no lo sabes ya todo...? Sí, pero quiero <strong>de</strong>cirte por qué las<br />
Celinas han florecido antes este año. Jesús me lo hizo compren<strong>de</strong>r esta mañana con<br />
ocasión <strong>de</strong> tu santo. Sin duda te habrás dado cuenta <strong>de</strong> que el invierno nunca había sido<br />
tan riguroso como este año pasado; por consiguiente, todas las flores han tardado en<br />
abrirse. Era algo completamente natural, y nadie se extrañó <strong>de</strong> ello. Pero hay una florecita<br />
misteriosa que Jesús se ha reservado para instruir nuestras almas. Esa flor es la flor-<br />
Celina... A diferencia <strong>de</strong> las <strong>de</strong>más, se abrió un mes antes <strong>de</strong> la época <strong>de</strong> su floración...<br />
¡¡¡¿Compren<strong>de</strong>s, Celina, el lenguaje <strong>de</strong> mi florecita querida..., la flor <strong>de</strong> mi infancia..., la<br />
flor <strong>de</strong> los recuerdos...?!!! Las escarchas y el rigor <strong>de</strong>l invierno, en vez <strong>de</strong> [vº] retrasarla, la<br />
hicieron brotar y florecer... Nadie se fijó en ello, ¡es tan pequeña esta flor, tan poco<br />
brillante...! Tan sólo las abejas conocen los tesoros que encierra su cáliz misterioso,<br />
compuesto <strong>de</strong> una multitud <strong>de</strong> pequeños cálices, a cuál más rico... Al igual que las abejas,<br />
<strong>Teresa</strong> ha comprendido este misterio: el invierno es el sufrimiento, el sufrimiento<br />
incomprendido, <strong>de</strong>sconocido, tenido como inútil a los ojos <strong>de</strong> los profanos, pero fecundo y<br />
po<strong>de</strong>roso a las miradas <strong>de</strong> Jesús y <strong>de</strong> los ángeles que, cual abejas vigilantes, saben<br />
recoger la miel contenida en los misteriosos y múltiples cálices que simbolizan a las<br />
almas, o, mejor, a los hijos <strong>de</strong> la florecilla virginal...<br />
Celina, necesitaría volúmenes enteros para escribir todo lo que pienso acerca <strong>de</strong> esta<br />
florecita. Para mí ¡es una imagen tan perfecta <strong>de</strong> tu alma! Sí, Jesús ha hecho caer sobre<br />
ella las escarchas, en lugar <strong>de</strong>l cálido sol <strong>de</strong> sus consuelos, pero el efecto que él<br />
esperaba se ha producido: la humil<strong>de</strong> plantita ha crecido y florecido casi <strong>de</strong> golpe...<br />
Celina, cuando una flor se abre, no hay más que cortarla, ¿pero cuándo y cómo cortará<br />
Jesús su florecilla...? ¡Tal vez el color rosado <strong>de</strong> su corola esté indicando que lo hará por<br />
el martirio...! Sí, siento renacer mis <strong>de</strong>seos 1 . Quizás Jesús quiera, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> habernos<br />
pedido, por así <strong>de</strong>cirlo, amor por amor, pedirnos también sangre por sangre y vida por<br />
vida... Mientras tanto, tenemos que <strong>de</strong>jar que las abejas liben toda la miel <strong>de</strong> los<br />
pequeños cálices, no guardarnos nada para nosotras, dárselo todo a Jesús, y luego <strong>de</strong>cir,<br />
como la flor, en la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> nuestra vida: «¡La tar<strong>de</strong>, ha llegado la tar<strong>de</strong>!» 2 . Entonces, todo<br />
habrá terminado..., y a las escarchas les suce<strong>de</strong>rán los dulces [vºtv] rayos <strong>de</strong>l sol, y a las<br />
lágrimas <strong>de</strong> Jesús las sonrisas eternas...<br />
¡No, no nos neguemos a llorar con él durante un día, pues gozaremos <strong>de</strong> su gloria<br />
durante una eternidad...!<br />
Querida florecita, ¿entien<strong>de</strong>s a tu <strong>Teresa</strong>...?<br />
NOTAS Cta 132<br />
1 Cf Or 2, n. 5.<br />
2 Cita <strong>de</strong> una poesía <strong>de</strong> Celina, «La Rosée».