Cartas 60-212 - Carmelo - Santa Teresa de Jesus
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2 Carta a María <strong>de</strong> San José, septiembre <strong>de</strong> 1578.<br />
3 Cf Cta 136, n. 3.<br />
4 Tía al estilo <strong>de</strong> la Bretaña...<br />
5 Cf Cta 152, n. 2.<br />
Cta 151 A Leonia<br />
J.M.J.T.<br />
Inicio<br />
Jesús + El <strong>Carmelo</strong>, 5 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1893<br />
Querida Leonia:<br />
Me siento enormemente feliz con tu felicidad. Tus cartas son para mí una verda<strong>de</strong>ra<br />
alegría. Veo, sin ningún género <strong>de</strong> duda, que estás verda<strong>de</strong>ramente don<strong>de</strong> te quiere el<br />
Señor.<br />
¡Qué bueno ha sido el Señor con nuestra familia! No ha permitido que ningún mortal se<br />
convirtiera en esposo <strong>de</strong> ninguna <strong>de</strong> nosotras.<br />
Acabamos <strong>de</strong> hacer unos hermosos ejercicios espirituales como preparación para la [1vº]<br />
fiesta <strong>de</strong> nuestra <strong>Santa</strong> Madre. El Padre 1 nos ha hablado, sobre todo, <strong>de</strong> la unión con<br />
Jesús y <strong>de</strong> la belleza <strong>de</strong> nuestra vocación. Nos ha hecho ver todas las ventajas <strong>de</strong> la vida<br />
religiosa, y en especial <strong>de</strong> la vida contemplativa. Nos ha puesto una comparación que me<br />
ha encantado. «Mirad -nos <strong>de</strong>cía- los robles <strong>de</strong> nuestros campos, cómo crecen a lo<br />
ancho: echan ramas a <strong>de</strong>recha e izquierda, nada los contiene, por eso no alcanzan nunca<br />
gran altura. Por el contrario, mirad los robles <strong>de</strong> los bosques que están presionados por<br />
todos los lados: no reciben luz más que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> arriba, por eso su tronco está <strong>de</strong>sprovisto<br />
<strong>de</strong> todas esas ramas disformes [2rº] que les roban la savia que necesitan para elevarse<br />
hasta lo alto. No ven más que el cielo, y, así, toda su fuerza se dirige hacia allá y pronto<br />
alcanzan una altura asombrosa. En la vida religiosa, el alma, al igual que el joven roble,<br />
se encuentra presionada por todos los lados por la regla, y todos sus movimientos se ven<br />
cohibidos, obstaculizados por los árboles <strong>de</strong>l bosque...; pero ve luz cuando mira al CIELO,<br />
sólo allí pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scansar su mirada, nunca <strong>de</strong>be tener miedo <strong>de</strong> elevarse <strong>de</strong>masiado<br />
hacia allá».<br />
Querida hermanita, creo que te gustará que te hable <strong>de</strong> estas cosas. Nuestra felicidad<br />
está en hablar <strong>de</strong> los asuntos <strong>de</strong>l alma, en sumergir nuestros [2vº] corazones en el<br />
infinito...<br />
Te pido perdón por enviarte unas cartas tan mal escritas; pero, hermanita querida, prefiero<br />
<strong>de</strong>jar correr la pluma a impulsos <strong>de</strong>l corazón a redon<strong>de</strong>ar las frases y escribirte una<br />
página literaria.