Cartas 60-212 - Carmelo - Santa Teresa de Jesus
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Hermanita, mi pluma, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su loca carrera, tiene que <strong>de</strong>tenerse. Tengo que escribir<br />
hoy cinco cartas, pero he empezado por mi Mariíta..., ¡la quiero tanto, y tan poco<br />
naturalmente...!<br />
Da un abrazo <strong>de</strong> mi parte a mis tíos y a mi querida Juana, y diles que les quiero.<br />
Y tú, pequeña preferida <strong>de</strong> Jesús, ruega para que tu indigna hermanita pueda amar, si es<br />
posible, tanto como tú...<br />
Sor <strong>Teresa</strong> <strong>de</strong>l Niño Jesús <strong>de</strong> la <strong>Santa</strong> Faz<br />
nov. carm.ind.<br />
NOTAS Cta 93<br />
1 María acababa <strong>de</strong> escribirle: «Hermanita querida, voy a <strong>de</strong>cirte una cosa que va a<br />
gustarte mucho: ya soy mucho menos escrupulosa. Sin embargo, hay un punto en el que<br />
he sido muy atormentada. Fue la víspera <strong>de</strong> una <strong>de</strong> mis comuniones. Tenía miedo, o,<br />
mejor, estaba segura <strong>de</strong> haber cometido mi pecado (me compren<strong>de</strong>s, ¿no?). Me parecía<br />
que no era digna <strong>de</strong> acercarme a recibir a Dios, y no había podido encontrar a mamá para<br />
comentar con ella mis inquietu<strong>de</strong>s, y entonces se lo conté todo a Celina. ¿He hecho bien?<br />
No lo sé. Siempre he pensado mucho sobre este tema, temía que ello trajese malos<br />
pensamientos a Celina, creía que quizás no hubiese que contar los propios pecados a<br />
todo el mundo, y a<strong>de</strong>más, como el Sr. abate Domin me había prohibido hablar <strong>de</strong> mis<br />
escrúpulos a Juana, ¿no valdría también esa prohibición para Celina? En fin, <strong>Teresa</strong> <strong>de</strong><br />
mi vida, si quieres darme alguna luz sobre este punto, será un gran peso menos sobre mi<br />
conciencia» (LC 114, 10/7/1889).<br />
Cta 94 A Celina<br />
J.M.J.T.<br />
El <strong>Carmelo</strong>, 14 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1889<br />
Jesús +<br />
Querida Celina:<br />
Inicio<br />
Mi alma no te abandona..., ¡sufre el <strong>de</strong>stierro 1 contigo...! ¡Ay, cómo cuesta vivir, seguir en<br />
esta tierra <strong>de</strong> amarguras y <strong>de</strong> angustias...! Pero mañana..., <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nada, estaremos en<br />
el puerto, ¡qué felicidad! ¡Qué maravilloso será contemplar a Jesús cara a cara por toda la<br />
eternidad! ¡Siempre, siempre más amor, siempre alegrías cada vez más más<br />
embriagadoras..., una felicidad sin nubes...!<br />
¿Cómo se las habrá arreglado Jesús para <strong>de</strong>sligar así nuestras almas <strong>de</strong> todo lo creado?<br />
Sí, nos ha infligido un golpe muy duro, pero es un golpe <strong>de</strong> amor. Dios es digno <strong>de</strong>