Cartas 60-212 - Carmelo - Santa Teresa de Jesus
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¿Cuál <strong>de</strong> las dos <strong>Teresa</strong>s será más fervorosa...? La que sea más humil<strong>de</strong>, la que esté<br />
más unida a Jesús, la que sea más fiel en hacerlo todo por amor... [2rº] Recemos la una<br />
por la otra para que seamos igual <strong>de</strong> fieles las dos... Robémosle a Jesús el corazón con<br />
una mirada <strong>de</strong> nuestros ojos y con uno <strong>de</strong> nuestros cabellos, es <strong>de</strong>cir, con la cosa más<br />
gran<strong>de</strong> y con la más pequeña. No le neguemos el más pequeño sacrificio, ¡es tan gran<strong>de</strong><br />
todo en la religión...! Recoger un alfiler por amor pue<strong>de</strong> convertir a un alma. ¡Qué gran<br />
misterio...! Sólo Jesús pue<strong>de</strong> dar un valor tan gran<strong>de</strong> a nuestras acciones. Amémosle,<br />
pues, con todas nuestras fuerzas...<br />
[2vºtv] Tu hermanita que te quiere,<br />
<strong>Teresa</strong> <strong>de</strong>l Niño Jesús<br />
rel. carm. ind.<br />
Cta 165 A Celina<br />
J.M.J.T.<br />
Jesús + 7 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1894<br />
Celina querida:<br />
La carta <strong>de</strong> Leonia 1 nos preocupa mucho...<br />
Inicio<br />
¡Ah, qué <strong>de</strong>sdichada será si vuelve al mundo! Pero te confieso que espero que no sea<br />
más que una tentación. Hay que rezar mucho por ella. Dios pue<strong>de</strong> darle muy bien lo que<br />
le falta...<br />
Nuestra Madre está <strong>de</strong> retiro, y por eso no te escribirá. Piensa mucho en ti y en María, y<br />
va a rezar mucho por sus dos hijitas.<br />
No sé si sigues aún en el mismo estado <strong>de</strong> ánimo que el otro día, pero, no obstante,<br />
quiero citarte un pasaje <strong>de</strong>l Cantar <strong>de</strong> los Cantares que expresa a las mil maravillas lo que<br />
es un alma hundida en la sequedad y a quien nada pue<strong>de</strong> alegrar ni consolar:<br />
«Bajé a mi nogueral a contemplar los brotes <strong>de</strong>l valle, a ver si la viña ya ver<strong>de</strong>aba, a ver si<br />
florecían los granados... Y ya no supe dón<strong>de</strong> estaba... Y mi alma se turbó a causa <strong>de</strong> los<br />
carros <strong>de</strong> Aminadab» (cap. 6, vers. 10 y 11).<br />
Esta es la imagen <strong>de</strong> nuestras almas. Muchas veces bajamos a los fértiles valles, don<strong>de</strong><br />
nuestro corazón gusta <strong>de</strong> alimentarse -el vasto campo <strong>de</strong> las Escrituras 2 que tantas veces<br />
se ha abierto ante nuestros ojos para <strong>de</strong>rramar sobre nosotras sus ricos tesoros-, y ese<br />
vasto campo nos parece un <strong>de</strong>sierto árido y sin agua..., ni siquiera sabemos ya dón<strong>de</strong><br />
estamos. En vez <strong>de</strong> la paz y <strong>de</strong> la luz, sólo encontramos turbación, o, al menos, tinieblas...