Cartas 60-212 - Carmelo - Santa Teresa de Jesus
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Querida Hermana, encomiendo a sus oraciones a mi querido padre, tan probado por la<br />
cruz y tan admirable en su resignación. Me atrevo también a encomendarme a las<br />
oraciones <strong>de</strong> su santa comunidad.<br />
Reciba, querida Hermana, el religioso afecto <strong>de</strong> quien se siente extremadamente feliz <strong>de</strong><br />
llamarse<br />
Su menor hermana,<br />
<strong>Teresa</strong> <strong>de</strong>l Niño Jesús<br />
rel. carm. ind.<br />
NOTAS Cta 121<br />
1 Marcelina Husé, sirvienta <strong>de</strong> los Guérin, que había entrado en las benedictinas <strong>de</strong><br />
Bayeux en julio <strong>de</strong> 1889.<br />
Cta 122 A Celina<br />
J.M.J.T.<br />
Jesús + 14 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1890<br />
Querida Celina:<br />
Inicio<br />
No quiero <strong>de</strong>jar que salga la carta <strong>de</strong> María sin añadir yo unas letras para ti. Nuestra<br />
querida Madre me da permiso para hacer la oración contigo... Celina, ¿no es eso lo que<br />
hacemos siempre juntas...?<br />
Celina querida, lo que tengo que <strong>de</strong>cirte es siempre lo mismo: ¡oremos por los<br />
sacerdotes 1 ! Cada nuevo día nos muestra cuán raros son los amigos <strong>de</strong> Jesús... Me<br />
parece que lo que más <strong>de</strong>be <strong>de</strong> dolerle es precisamente eso: la ingratitud. [1vº] Sobre<br />
todo el ver que las almas que se han consagrado a él dan a otros el corazón que le<br />
pertenece a él <strong>de</strong> una manera tan absoluta...<br />
Celina, hagamos <strong>de</strong> nuestro corazón un pequeño jardín <strong>de</strong> <strong>de</strong>licias don<strong>de</strong> Jesús pueda<br />
venir a <strong>de</strong>scansar... No plantemos más que lirios en nuestro jardín. Sí, lirios. Y no<br />
admitamos en él otras flores, pues éstas pue<strong>de</strong>n ser cultivadas por otros, mientras que los<br />
lirios sólo las vírgenes pue<strong>de</strong>n ofrecérselos a Jesús...<br />
«La virginidad es un silencio profundo <strong>de</strong> todas las preocupaciones <strong>de</strong> la tierra». No sólo<br />
<strong>de</strong> las preocupaciones inútiles, sino <strong>de</strong> todas las preocupaciones. Para ser virgen, no hay<br />
que pensar más que en el Esposo, que no admite a su lado nada que no sea virgen,<br />
«pues quiso nacer <strong>de</strong> una madre virgen, tener un precursor virgen, un tutor virgen, un