Cartas 60-212 - Carmelo - Santa Teresa de Jesus
Cartas 60-212 - Carmelo - Santa Teresa de Jesus
Cartas 60-212 - Carmelo - Santa Teresa de Jesus
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
2 Leonia escribía el 1 <strong>de</strong> julio: «¡Si supieras cuánto pienso siempre en ti y cuán dulce me<br />
es tu recuerdo! Me acerca a Dios, y comprendo tus <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> ir pronto a verlo para<br />
per<strong>de</strong>rte eternamente en Él. También yo lo <strong>de</strong>seo como tú, me gusta oír hablar <strong>de</strong> la<br />
muerte y no entiendo a la gente que ama esta vida <strong>de</strong> sufrimiento y <strong>de</strong> muerte continua.<br />
«Tú, querida mía, estás lista para ir a ver a Dios, y seguro que serás bien recibida. Pero<br />
yo, ¡pobre <strong>de</strong> mí!, llegaré con las manos vacías. Sin embargo, tengo la temeridad <strong>de</strong> no<br />
tener miedo, ¿lo pue<strong>de</strong>s enten<strong>de</strong>r? Es algo increíble, lo sé, y estoy <strong>de</strong> acuerdo, pero no<br />
puedo evitarlo» (LC 164).<br />
3 Cf Cta 258, que retoma y <strong>de</strong>sarrolla esta comparación.<br />
4 Leonia le preguntaba: «¿Qué tal estás, hermanita querida? Sólo en este tema no me fío<br />
<strong>de</strong> ti, pues siempre me dices que estás bien, o que estás mejor, y yo no creo<br />
absolutamente nada <strong>de</strong> eso. Cuando me escribas, sobre todo, dime llanamente la<br />
verdad» (LC 164).<br />
Cta 192 A la señora <strong>de</strong> Guérin<br />
J.M.J.T.<br />
Jesús + 16 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1896<br />
Querida tía:<br />
Inicio<br />
Hubiera querido ser la primera en dirigirme a usted; pero ya sólo me queda el dulce y<br />
grato <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cerle la hermosa carta que he recibido. ¡Qué buena es usted,<br />
querida tía, al acordarse <strong>de</strong> su Teresita! Pero le aseguro que no está tratando con una<br />
ingrata...<br />
Quisiera contarle algo nuevo, pero, por más que me <strong>de</strong>vano los sesos, no me sale<br />
absolutamente nada más que el cariño que siento por mis familiares queridos..., y eso<br />
dista mucho <strong>de</strong> ser nuevo, pues es tan viejo como yo...<br />
Me pi<strong>de</strong>, querida tía, que le dé noticias <strong>de</strong> mi salud como a [1vº] una mamá, y lo voy a<br />
hacer así. Pero si le digo que estoy <strong>de</strong> maravilla, no me va a creer; por eso, ce<strong>de</strong>ré la<br />
palabra al célebre doctor <strong>de</strong> Cornière 1 , al cual tuve el insigne honor <strong>de</strong> ser presentada<br />
ayer en el locutorio. Este ilustre personaje, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberme honrado con una mirada,<br />
<strong>de</strong>claró que: «¡Tenía buena cara...!» Esta <strong>de</strong>claración no me impidió pensar que pronto se<br />
me permitiría «ir al cielo con los angelitos» 2 , no por causa <strong>de</strong> mi salud, sino por causa <strong>de</strong><br />
otra <strong>de</strong>claración que hoy hizo en la capilla <strong>de</strong>l <strong>Carmelo</strong> el señor abate Lechêne... Tras<br />
habernos presentado los ilustres orígenes <strong>de</strong> nuestra sagrada Or<strong>de</strong>n, y habernos<br />
comparado con el profeta Elías luchando con los profetas <strong>de</strong> Baal, <strong>de</strong>claró «que iban a<br />
empezar <strong>de</strong> nuevo unos tiempos parecidos a los <strong>de</strong> la persecución <strong>de</strong> Baal». Nos parecía<br />
estar volando ya hacia el martirio...