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Cartas 60-212 - Carmelo - Santa Teresa de Jesus

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Veo con agrado, mi querida Mariíta, que el aire <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Caen no te lleva a la<br />

melancolía. No dudo que tu alegre talante (mucho más que tu ciencia <strong>de</strong> doctor) va a<br />

hacer que nuestras dos queridas enfermas se restablezcan muy pronto.<br />

[2vº] Los bocados <strong>de</strong> reina, hechos por un pastelero tan distinguido como tú, me parecen<br />

un plato muy <strong>de</strong>licado para unas carmelitas, ¿no podrías mostrar tu talento haciendo<br />

pastas tan ligeras, que Juana pudiese, no sólo <strong>de</strong>vorarlas con los ojos, sino también<br />

comerlas sin que le hagan daño...?<br />

Termino, querido doctorcito, pidiéndote que perdones mi mala letra. Da un abrazo muy<br />

fuerte <strong>de</strong> mi parte a toda la familia y dales las gracias por todas las golosinas que me han<br />

enviado en tan gran abundancia que temo haberme olvidado <strong>de</strong> alguna.<br />

Dile a mi querida tía que le ruego <strong>de</strong>posite <strong>de</strong> mi parte un fuerte beso en tu mejilla, y<br />

recibe el cariño <strong>de</strong> tu hermanita,<br />

<strong>Teresa</strong> <strong>de</strong>l Niño Jesús<br />

rel. carm. ind.<br />

NOTAS Cta 136<br />

1 Sor Inés <strong>de</strong> Jesús. La procuradora era la encargada <strong>de</strong> las compras.<br />

2 María Guérin. El gran doctor es Francis La Néele.<br />

3 El Dr. y la señora La Néele habían hecho en mayo una peregrinación a <strong>Santa</strong> Ana <strong>de</strong><br />

Auray, para alcanzar la gracia <strong>de</strong> tener un hijo.<br />

Cta 137 A Celina<br />

J.M.J.T.<br />

Jesús + El <strong>Carmelo</strong> 19 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1892<br />

Querida Celina:<br />

Inicio<br />

Hace años, en los días <strong>de</strong> nuestra infancia, nos alegrábamos <strong>de</strong> que llegase nuestro<br />

santo por los regalitos que nos hacíamos una a otra. El objeto más insignificante tenía<br />

entonces a nuestros ojos un valor inigualable... Bien pronto la escena cambió. Al más<br />

joven <strong>de</strong> los pájaros le salieron alas y voló lejos <strong>de</strong>l dulce nido <strong>de</strong> su infancia, ¡y entonces<br />

todas las ilusiones se <strong>de</strong>svanecieron! El verano sucedió a la primavera, y a los sueños <strong>de</strong><br />

la juventud la realidad <strong>de</strong> la vida...<br />

Celina, ¿no fue en ese momento <strong>de</strong>cisivo cuando se estrecharon todavía más los lazos<br />

que enca<strong>de</strong>naban ya nuestros corazones? Sí, la separación nos unió <strong>de</strong> una manera que

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