Katherinne Brevis Arratia - Biblioteca Digital INDH
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CONCURSO. Cuenta tu Tesis en Derechos Humanos<br />
1.1 LOS POBRES dEL CAMPO: EN BúSqUEdA dE dIGNIdAd E IGUALdAd SOCIAL<br />
Fuente: Diario La Tribuna, Los Ángeles, diciembre de 1971<br />
Muchos factores negativos se han acumulado para ensombrecer la vida del campo, su desarrollo, su bienestar<br />
y su porvenir; no siendo el menor esa especie de desprecio y de abandono en que ha sido dejado el que<br />
trabaja la tierra con el sudor de su frente por parte de la sociedad moderna, cegada a menudo por las muchas<br />
falsas luces del progreso material que endurece el espíritu.<br />
(Pastoral del Episcopado de Chile. La Iglesia y el problema del campesinado chileno. Santiago, Cuaresma, 1962).<br />
Las condiciones de vida en el campo han sido deplorables desde siempre, como lo expresara Luis Corvalán en su Informe al<br />
Pleno Agrario del Partido Comunista:<br />
(…) el campesino chileno era víctima de una cruel explotación y de irritantes humillaciones. Los grandes señores<br />
del latifundio se consideraban no sólo dueños de la tierra, sino también de los seres humanos que vivían en<br />
las haciendas. Los hacían trabajar de sol a sol, les pagaban salarios de hambre, les robaban las asignaciones<br />
familiares, les birlaban las imposiciones al seguro social, les imponían derecho de puerta, les impedían recibir<br />
visitas, los lanzaban a los caminos por (sic) quítame estas pajas, obligaban a sus mujeres e hijas a servir en las<br />
casas patronales (Farías, 2000, p. 2877).<br />
Dicha situación es corroborada por Bengoa (1990, p. 9): “el latifundismo en Chile ha sido ‘avaro’ con la tierra y ‘autoritario’ con<br />
la mano de obra. Nunca ha habido una política generosa de asentamiento de la población en terrenos que le permitiesen vivir<br />
con dignidad”. Es así como los trabajadores han tenido siempre una vida llena de humillaciones, explotación y subordinación<br />
a sus patrones. El sistema de latifundio chileno de grandes haciendas comienza en la década de 1950. Vastos estudios<br />
en el área de las ciencias sociales han comprobado el enorme abismo que existe entre la forma de ser de trabajadores/as<br />
agrícolas y trabajadores/as industriales, mineros/as u otras actividades, quienes aceptaban con total naturalidad una forma<br />
de marginalidad que los distanciaba profundamente no sólo del estándar de vida de sus patrones o patronas sino también de<br />
los derechos sociales que había conquistado el resto de los/as trabajadores/as (Aylwin, 2003, p. 35). Lo cual se explica en el<br />
tipo de relación que existía o tal vez existe en el agro chileno entre el dueño o dueña del campo y su trabajador/a.<br />
Las relaciones entre patrón y peón se configuraron en términos raciales. El inquilinaje estaba asociado a la servidumbre<br />
africana e indígena de los tiempos de la Colonia, época en que europeos/as y criollos/as dominaron a las castas de mestizos/as