Katherinne Brevis Arratia - Biblioteca Digital INDH
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CAPÍTULO 2<br />
hacer justicia a la gente sin recursos; una connotación política, dado que aparecen implicados partidarios civiles del régimen<br />
y uniformados, y una contradicción evidente entre la afirmación de los tribunales de prescindir para sus fallos de todo aquello<br />
que no surja de la legalidad vigente y sus conductas prácticas” (p. 4). En fin, una serie de problemas asociados a personas<br />
sin ética profesional alguna.<br />
Uno de estos casos es el del ministro Carlos Cerda, quien a siete meses de iniciada la investigación y cuando en 1980 concluía,<br />
su resolución fue la incompetencia. No sin antes dejar claro que los hechos efectivamente habían ocurrido:<br />
Que con el mérito de las declaraciones de familiares, parientes próximos de las personas que resultaron muertas,<br />
de los dichos de otras personas, vivientes en la hacienda “El Morro” y fundos “El Carmen Maitenes” y “Pemehue”,<br />
documentos entregados por los querellantes, actas de inspección del tribunal, fotografías, documentos y oficios,<br />
informes policiales y protocolos de autopsia y otros, fluyen presunciones bastante fundadas para dar por sentado<br />
que en los días 5, 6 y 7 de octubre de 1973 fueron detenidos, en “El Morro” primero, por efectivos militares y de<br />
carabineros, acompañados por civiles y luego ultimados, las siguientes personas: Juan Laubra <strong>Brevis</strong>, José Yáñez<br />
Durán, Celsio Vivanco Carrasco, Edmundo Vidal Aedo y Domingo Sepúlveda, cuyos cuerpos fueron reconocidos<br />
mientras permanecieron en el lugar “La Playita”, observándose que presentaban sus manos atadas a la espalda y<br />
el cuerpo con impactos de arma de fuego y que las aguas del río Renaico arrastraron los cadáveres de algunos de<br />
ellos, siendo posteriormente sepultados, lográndose por el tribunal la exhumación de parte de los restos de Juan<br />
Laubra <strong>Brevis</strong> y de Domingo Sepúlveda, siendo posteriormente reconocidos. (…) Existen numerosos testigos de la<br />
llegada al sector de la patrulla militar integrada por carabineros y civiles que, divididos en grupos, procedió a la<br />
detención en diversos puntos de las personas nombradas y de otras, que fueron llevadas a las casas del fundo (…)<br />
En la noche, hay consenso en que hubo ráfagas de disparos de armas de fuego (…) Existe consenso en afirmar<br />
que fueron visto uno o dos militares movilizándose hacia y desde las casas de la Reserva a través de un puente<br />
colgante sobre el río Renaico, portando herramientas como palas y picotas e incluso haber visto a dos soldados<br />
apisonando el terreno (Vega, 1999, p. 348).<br />
Y así continúa este informe constatando todo lo anteriormente descrito en estos tres fundos. Este informe fue calificado por<br />
el secretario ejecutivo del Departamento de Servicio Social del Arzobispado, Jorge Barudi, como una verdadera acusación.<br />
Barudi, un año antes de morir entregó su visión sobre el caso de Mulchén, por el cual tuvo especial interés:<br />
Hubo muchos detenidos en Mulchén. Eso estuvo vinculado con el desquite de agricultores y algunos comerciantes<br />
en contra de los campesinos que habían cambiado de actitud frente a ellos, ya sea sindicalizándose o haciendo<br />
gestiones por la Reforma Agraria. La detención de la gente de Mulchén, el operativo en contra de los habitantes<br />
de los fundos, empezó en las oficinas de la CORA -Corporación de Reforma Agraria- que había ahí. A ese lugar<br />
llegó ese tropel de civiles, de gente del ejército y de carabineros a realizar su operativo y ahí tomaron a los<br />
primeros (Vega, 1999, p. 347).<br />
Pese a que la comuna de Quilleco sea señalada como una de las comunas más golpeadas por la Comisión Nacional de Verdad<br />
y Justicia, en su informe no se registran muchos casos de personas detenidas desaparecidas ahí, lo cual se puede atribuir<br />
a varios factores: la actual comuna de Antuco en aquel periodo pertenecía a Quilleco, y dicho sector fue particularmente<br />
golpeado por encontrase allí la empresa ENDESA, estatal en aquel tiempo. Esto es confirmado por don Oscar Burgos Oyarce<br />
(2010): “yo creo que por el campo de concentración deben haber pasado unos doscientos o trescientos compañeros de<br />
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