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Katherinne Brevis Arratia - Biblioteca Digital INDH

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54<br />

CONCURSO. Cuenta tu Tesis en Derechos Humanos<br />

LA REPRESIÓN NO SOLO VISTIÓ UNIfORME: RESPONSABILIdAd dE CIVILES<br />

¿Por quién llora la hija de mi pueblo?<br />

La hija de mi pueblo llora porque a sus hijos los han asesinado, llora porque sus hijos fueron llevados de sus<br />

hogares (…) también llora porque aquí hay otras mujeres: esposas, madres, hijas, amigas de otros que han<br />

sido detenidos y que han desaparecido (…) Pero la hija de mi pueblo no los llora solamente como quien<br />

llora a lo suyo que un día perdió. Los llora con mucho más generosidad: los llora porque en la patria se ha<br />

perdido el sentido de la vida; los llora porque en la patria no trepidamos en deshacernos de los hombres que<br />

nos causan estorbo, que nos causan disgusto. La hija de mi pueblo llora una muerte mucho más profunda.<br />

Si se nos hubiera muerto un hijo, un padre o un hermano, lo lloraríamos sinceramente como quien llora a un<br />

ausente. Pero cuando el hijo, el padre o el hermano han partido de nuestro lado, han sido asesinados y con<br />

ellos también se ha sepultado el respeto y el cariño que debemos a todo hombre por la dignidad sagrada que<br />

tiene, el llanto se hace mucho más profundo.<br />

Podemos decir, por eso, que la hija de mi pueblo, nuestras madres y también nosotros lloramos porque hemos<br />

visto sepultados los valores que constituyen la vida de los hombres de un pueblo. Y esto rompe la solidaridad,<br />

acarrea la injusticia y produce muerte y dominación.<br />

(Cristian Precht, homilía pronunciada en la capilla de Lonquén el domingo 25 de febrero de 1979)<br />

A lo largo y ancho del país, la ciudadanía que había adherido a Allende durante sus tres años de Gobierno comenzó a sufrir<br />

los rigores de una cruel represión, alentada e instigada por un sector de la civilidad que no perdonaba lo ocurrido durante<br />

los mil días de la UP.<br />

El toque de queda, los disparos permanentes, el Palacio Presidencial bombardeado, los helicópteros y aviones sobrevolando la<br />

noche, las calles dominadas por la tropa y carabineros, los cadáveres tirados a los ríos, algunos inclusive aún vivos a pesar de<br />

la tortura, o aquellos tirados desde helicópteros al mar, los ajusticiamientos en los regimientos, para imponer el terror como<br />

medida de imposición, me hacían desear que esto fuese una pesadilla, una locura momentánea (…) Para atajar esta orgía<br />

de sangre y paranoia estaban las leyes, me auto convencía una y otra vez. Esto va a tener que detenerse, los jueces deberán<br />

imponer la justicia en algún momento…Pero no fue así, el Poder Judicial provocaba en los chilenos solo desconfianza, sus<br />

fallos eran para el poder, no para la justicia (Zipper, 2006, p. 294).<br />

Sin embargo, las autoridades, por medio de la prensa que adhería al régimen, se encargaba de ponerle paños fríos a la<br />

situación:<br />

La intendencia de la provincia, frente a las consultas formuladas por familiares y amigos de las personas que<br />

se encuentran detenidas señaló que estas están en buen estado y que reciben un trato humano (…) Aquellos<br />

ciudadanos han sido tratados en forma enérgica pero considerando las normas humanitarias, ubicándoseles en<br />

lugares higiénicos para la permanencia sin riesgo físico. De esta forma el estado de salud es satisfactorio y no se<br />

han presentado casos de enfermedad relevantes (La Tribuna, 1973, 15 de septiembre, p. 4).

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