Katherinne Brevis Arratia - Biblioteca Digital INDH
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CONCURSO. Cuenta tu Tesis en Derechos Humanos<br />
su casa un grupo de carabineros y civiles (alrededor de 40), quienes lo golpean a él y a su mujer delante de sus cuatro hijos,<br />
la mayor de 5 años. Insistían con la pregunta ‘¿Dónde están las armas?’ Y las únicas armas que ellos tenían eran palas,<br />
picotas, azadones y arados. Esa vez, como no encontraron armas lo dejaron en libertad, la cual no le durará más de 4 días,<br />
cuando llega de nuevo una patrulla de militares y civiles al mando, con una lista en la mano donde aparecía su nombre. Le<br />
comunicaron que tenían la orden de fusilarlo y que se presentara al día siguiente en el retén de San Carlos Purén. Fue allí<br />
donde se encontraría con el alcalde de Santa Bárbara, René Correa, quien había sido designado por la Junta militar. Recuerda<br />
que allí le vendaron la vista y procedieron a aplicarle corriente en distintas partes del cuerpo y puñados de sal en la boca.<br />
Mientras, le preguntaban por armas y personas que él dice no haber conocido. En muy malas condiciones lo liberaron en<br />
horas de toque de queda. Pero no bastándoles con esto, el 22 de octubre de 1973 lo vuelven a detener, pero ya no esa<br />
patrulla sino los carabineros de Santa Bárbara, quienes le dicen que se despida de su familia porque no los volverá a ver y que<br />
su vida depende de René Correa. Fue trasladado en un camión hacia el fundo “Santa Ana-Huingán” de propiedad de Correa.<br />
Como este no se encontraba, lo trasladan al retén de Santa Bárbara donde el suboficial Aguilera le corrobora que tiene la<br />
orden de fusilarlo, pero que él no lo hará, por lo que decide enviarlo al regimiento de Los Ángeles. Allí lo recibe Mauricio<br />
Correa, hijo de René, enviándolo a una celda donde había 250 personas más. Al día siguiente lo trasladan a una pieza donde<br />
le vendan la vista para proceder a la sesión de tortura, con corriente en la lengua, ojos, ano y pene. En medio de ésta, pierde<br />
el conocimiento. Recién el 11 de enero de 1974 es puesto en libertad. De vuelta al asentamiento dice:<br />
(…) me encontré con que me habían quitado la casa, mi familia estaba viviendo bajo unos árboles protegidos con<br />
nylon, pero por lo menos pude seguir trabajando en el predio; pero la ´alegría` me duró hasta fines de mayo de<br />
1974. Llegaron miembros del Servicio de Inteligencia Militar y me llevaron de nuevo al regimiento y por supuesto<br />
a las sesiones de tortura, ahora porque supuestamente habían encontrado un documento que me comprometía<br />
con el MIR. Al día siguiente me llevan a la cárcel y me dejan incomunicado y diariamente recibía la visita de<br />
estos señores para ser torturado. Cerca del décimo quinto día de incomunicado y torturado, sufrí la parálisis del<br />
lado izquierdo de mi cuerpo; me trasladaron al hospital; allí estuve hasta el 24 de junio, cuando me dejaron en<br />
libertad sin cargos. Cuando llegué al asentamiento estaba despedido y mi familia ya ni siquiera podía estar bajo<br />
los árboles. Un vecino me permitió instalar mi ruca en su sitio y salí en busca de trabajo en lo que cayera (Revista<br />
COMOdato, 2003, p. 7) .<br />
Finaliza la entrevista diciendo “A pesar de todo lo que sufrí, no lograron derrotarme, seguí con mis ideales y pensando que<br />
algún día derrotaríamos a la dictadura”. Esta historia no sólo demuestra el alto costo que tuvo que pagar este hombre por<br />
su liderazgo, sino además la fuerza que tuvo para seguir adelante con miras a un mejor futuro, reafirmando su compromiso<br />
político. Don Gilberto falleció en el mes de agosto de 2010, motivo por el cual no fue posible entrevistarlo personalmente.<br />
La mayoría de los casos anteriormente expuestos se encuentran en la categoría de hechos llevados a cabo por “Abusos de<br />
poder”, así denominada por la Comisión Nacional de Reconciliación (1996, p. 20) los que correspondían a:<br />
casos de muertes provocadas por agentes de la autoridad, sin motivación política, por razones de venganza o por<br />
otros motivos particulares que no guardaban relación con las funciones del agente del Estado ni con órdenes o<br />
directivas de sus superiores.<br />
La censura, la delación, el control social, fueron entre otras las áreas en las cuales tuvieron participación numerosas personas<br />
civiles en empresas, oficinas, medios de prensa, colegios, universidades y barrios. Si bien las actividades de represión