Presencia del pensamiento acalitense contemporáneo II

deceso se debía al uso de un arma punzocortante.
Dos mujeres dijeron haber visto borracho al occiso, José Antonio Oropeza, la
noche anterior, en el callejón de la Botica, donde se topó con fray Mariano
Iturria, quien andaba sin hábito. Después de un intercambio de impresiones, el
fraile sacó un belduque, con el que atacó al infortunado. La agresión podía
haber continuado de no ser porque una de las testigos se lo impidió.
El fraile se retiró y llegó con un testigo para mostrarle al agonizante que había
agredido. Luego de informadas las autoridades que hicieron las primeras
diligencias, se hizo notorio el fuero del que gozaba el agresor. Luego se supo
que el fraile había escapado del Convento-Hospital y se había refugiado,
después del crimen, en el Convento Franciscano de la Purísima Concepción de
San Diego, donde se le dejó en calidad de detenido.
El maestro Topete señala que no se sabe lo que haya hecho la jurisdicción
eclesiástica para castigar al delincuente, pero que el callejón de la Botica fue
llamado posteriormente "calle de la Sorpresa", y deduce que el nombre pudo
provenir de tal acontecimiento. 35
Otro evento de la historia que describe Alejandro Topete es el tranvía, del
cual nos dice que era un medio de transporte colectivo, tirado por animales,
cuya construcción se inició en Aguascalientes el primero de agosto de 1882.
Su primera línea salió de la plaza principal hacia los Baños de Ojocaliente; en
febrero de 1884 se extendió hacia el Jardín de San Marcos; en octubre de ese
año continuó con su extensión, pero ésta implicó un endeudamiento para sus
propietarios, lo que llevó posteriormente a su remate en 1887.
35 Topete del Valle, Alejandro. "Un crimen excepcional", en Aries, México, Aguascalientes, año VI, núm.
78, septiembre de 1983, p. 7.
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