Presencia del pensamiento acalitense contemporáneo II

aborígenes. “El medro, la insaciable codicia, los abusos en materia de poder y
la festinación para desarraigar de cuajo creencias religiosas, fueron los motivos
principales de las tremendas rebeliones –especialmente de los pueblos
chichimecas del Altiplano– los más castigados por la crueldad de
procedimientos.
“El segundo, la conquista espiritual, especialmente confiada a los abnegados y
humanitarios frailes del clero regular, particularmente franciscanos y agustinos,
que trataron con verdadero fervor de realizar la conversión de infieles por
medios persuasivos y con la ofrenda de sus vidas en numerosos casos, a la
vez que también se convirtieron en defensores del indio, en elevada
proporción, para defenderlo de los desmanes y crueldades de la insaciable
avidez de aquellos castellanos que no supieron honrar los prestigios de su
raza, de su patria y en buena parte de sus monarcas.
“El tercero de los medios, los pródigos repartos de territorios, mediante
excesivas ‘mercedes’ que sin limitaciones de extensión precisa y real, se
otorgaron a ‘indiscreción’, entre quienes valerosamente se atrevieron a ir
poblando paulatinamente, de sur a norte, entre San Miguel el Grande y
Zacatecas, los bienes realengos, a partir del año 1543, inmediatamente
después de la gran derrota chichimeca, que el virrey Antonio de Mendoza y el
gobernador Neo-Gálica Cristóbal de Oñate, en el "peñol de Juchipila", en
precaria pacificación, que retornó más tarde en los años 1551, 1561, 1582, y
1591, cada 10 años". 80
80 Topete del Valle, Alejandro. "Pequeña visión histórica de Aguascalientes," en Aries, México,
Aguascalientes, año XI, núm. 132, marzo de 1988, p.7. También se reproduce el escrito en el núm. 198 de
octubre de 1993, p. 10.
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