Presencia del pensamiento acalitense contemporáneo II

los ‘ministros del Señor’ edificaran su vivienda con los anexos necesarios. Es
de creerse que el señor Párroco de la Canal y Lamadrid y sus inmediatos
sucesores, fueron quienes abrieron los primitivos cimientos de la casa cural,
dando por ello el nombre de ‘calle del Beneficiado’ –como llamaban
originalmente al ‘pastor de almas’– al sitio de aquellos venerables varones que
lo habitaron formando calle y morada que debió contar entre sus servicios con
corral y caballerizas, para la guarda de acémilas y carruajes que sirviesen a los
sacerdotes en sus frecuentes transportaciones en la entonces amplísima
jurisdicción parroquial y aun desde las calles y barrios de la Villa en los
menesteres del culto y la administración de sacramentos. La fracción poniente
de aquel predio, fue a no dudarlo desde entonces, lo que llevó por título
‘Mesón de Nuestro Amo’.
“No fue sino hasta años después, a partir del 30 de enero de 1761, cuando el
diligente y progresista señor Cura don Mateo José de Arteaga y Gallardo, con
el espíritu de verdadero ‘constructor’ que lo caracterizaba, emprendió la obra
de ampliación y reedificación de la Casa Cural, bajo normas de sobria dignidad
y cuando emprendió también la construcción de lo que fue durante un siglo el
llamado ‘Portal de Jesús’ (l762-1862), frontero a la plaza mayor y contiguo a la
residencia parroquial hacia el oriente. Fue también, por años, cuando fue
creada la sociedad o cofradía de los ‘Cocheros de Nuestro Amo’, formada por
los mas linajudos y aristócratas caballeros, que servían como aurigas al
Santísimo Sacramento, cuando de llevarlo se trataba, en la elegante carroza
llamada ‘la Estufa’, a los agonizantes, a toque de sonora campanita que
anunciaba el paso de su Divina Majestad por las calles de la Villa, precedido
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