Presencia del pensamiento acalitense contemporáneo II

“Como tantas otras situaciones de privilegio emocional, en las que surge, en
muchas veces sin propósitos específicos, el chispazo del genio que alentará la
obra.
“Muchos momentos de tal naturaleza tuvo en sus pulsaciones anímicas, José
Guadalupe Posada, el grandioso maestro del buril y del lápiz grasso.
Cuando surgieron los primeros rasgos de la Muerte Catrina, el hombre estaba
iluminado... Poseído por los inexplicables efluvios de un ’estado de conciencia’.
En su ánimo palpitaban los temblores luminosos que en tantos momentos de
su ilustre tarea, lo acompañaron para interpretar y definir los perfiles y el alma
del pueblo mexicano.
“La observación sagaz de Diego Rivera, definió con graciosa maestría y
sapiencia, la emoción estética, con eminente sentido nacional, en las líneas de
esta fúnebre dama, para colocarse el gran muralista con filial amor y
deliberado reconocimiento, en calidad de vástago de la trágica y regocijante
figura y de su ilustre creador, fecundo Posada, en el mural del Hotel del Prado,
como si fuesen los genios tutelares de su obra y en un sincero grito de
subordinación hereditaria de su filiación espiritual.
“La adopción de esta clásica estampa, para señorear empresas de arte en los
vastos confines de la plástica, es un acierto cultural, por cuanto representa una
positiva y feliz identificación con las formas de vida y las concepciones
estéticas de nuestras clases populares.
“La muerte en todas sus variantes de forma y atributo, han sido luengo y
predilecto motivo de inspiración y creatividad, para nuestros artesanos.
“Los juguetillos de los días de ‘difuntos’, en principios de todos los
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