Presencia del pensamiento acalitense contemporáneo II

menospreciar los cánones académicos, impregnó la Pintura mexicana con
nuevas definiciones, exaltando nuestros propios valores y dignificando las
tradiciones de la patria, tan largamente menospreciadas por inconcebibles
‘purismos’ en buena parte extranjerizantes, de sus predecesores.
“¡Qué Gloria para Aguascalientes! ¡Qué honor para este suelo! Haber sido la
cuna de dos de los más grandes y fieles intérpretes del mexicanismo; de dos
gigantes creadores de manifestaciones auténticas del pulso y temblor de un
México esquivado por los creadores de la estética, en la figura y el color, en el
tema y el sentido, o como acertadamente, se ha dicho: ‘en el espíritu de la
forma’. Posada y Herrán –no puedo desvincularlos– han sido, cada cual en su
nivel peculiar, dos faros luminosos que alumbraron los nuevos senderos de un
arte nacional.
“El gobierno, con la honda preocupación cultural de difundir nuestros valores
ancestrales, con la inestimable colaboración del INBA, ha creado estos Museos
con el ánimo a la vez de que sirvan de marco propicio, para que, los pueblos y
las gentes, sean exaltados en sus afanes por lograr elevadas metas y mejores
niveles de vida.
Viértanse las más encendidas laudanzas, en homenaje al espíritu selecto de
aquel a quien debemos un cúmulo de emociones estéticas; de este eminente
pintor cuya memoria veneramos, al revalorar con respetuosa y arraigada
convicción, el sentido y la calidad de su obra. Herrán es una cumbre de este
suelo y su recuerdo una antorcha luminosa que vive a través de sus cuadros,
en pasión encendida y perenne por lo bello.
“Gracias sean dadas a su generoso y comprensivo hijo, el señor Dr. Don José
45