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Campaña I Caminà amb Ells - Juniors Moviment Diocesà

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De la actitud de servicio nace la auténtica alegría. El encuentro de las dos mujeres es gozoso. Unidas y felices, comparten<br />

una misma experiencia de Dios. Se saludan, se elogian, alaban a Dios. Isabel reconoce la vida de Dios que<br />

hay en el corazón de María, y ésta canta la grandeza del Señor. Se siente profundamente amada por Dios, llena de<br />

un don inmenso que sabe derramar, contagiando a su prima Isabel de un gozo inagotable.<br />

Los fi eles al Señor son compensados con una fecundidad divina. De nuestro corazón, desierto y estéril, pasamos a<br />

ser un oasis fecundo. Para Dios no hay nada imposible.<br />

María, una acompañante-portadora de Dios<br />

María hace algo más que ser solidaria. Visita a Isabel, la acompaña, la atiende en sus necesidades y la ayuda. Pero<br />

aún va más allá. María trae un regalo muy especial a su prima, y ésta se percata inmediatamente de ello. María le<br />

trae a Dios, cobijado en su seno. Isabel se exclama y alaba a Dios con alegría profunda porque reconoce ese gran<br />

don que María lleva dentro y que le trae con su presencia.<br />

El acompañante, como María, tiene esta doble misión. Como persona, no puede desatender las necesidades del<br />

acompañado y debe estar al lado de sus sufrimientos y alegrías. Pero no se limita a esta labor humana. El acompañante<br />

tiene como gran misión ser portador de Cristo, como lo hizo María. Ha de llevar a Dios a los acompañados.<br />

Cuando el acompañante llega a personas con el corazón abierto y sensible, como Isabel, se produce un encuentro<br />

gozoso. Aquel que recibe el gran regalo de Dios estalla en alegría, como el hijo de Isabel saltó alborozado en su<br />

vientre.<br />

Isabel dice a María: “Bendita tú porque has creído; las promesas de Dios se cumplirán en ti”. Esta frase contiene un<br />

gran mensaje para todos los creyentes. Benditos somos cuando creemos y confi amos en Dios. Porque él tiene un<br />

sueño para nosotros, que sólo pide nuestra fe y nuestra disposición. Si sabemos ser fi eles y ponernos en camino,<br />

como María, el sueño de Dios se cumplirá en nosotros. Y ese sueño no es otro que una promesa llena de todo<br />

cuanto puede hacernos más plenos y felices.<br />

Dios sueña, t<strong>amb</strong>ién, que cada uno de nosotros sepa llevar su presencia a las demás gentes. Esta es nuestra misión<br />

como cristianos. María nos muestra el camino. Que cada cual sea visitador y lleve la luz y la alegría de Dios a<br />

quienes le rodean.<br />

• María es modelo de acompañante.<br />

• El acompañamiento es un ENCUENTRO gozoso.<br />

CLAVE DEL ACOMPAÑAMIENTO<br />

• El acompañante debe atender a las necesidades humanas del acompañado.<br />

• Pero, sobre todo y ante todo debe LLEVAR A DIOS al acompañado y a que descubra que es profundamente<br />

AMADO por Dios.<br />

• La IGLESIA, a imitación de María, nos acompaña a todos los creyentes atendiendo a nuestras necesidades<br />

humanas y espirituales.<br />

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