Campaña I Caminà amb Ells - Juniors Moviment Diocesà

5. Somos templos del Espíritu Santo
La divinización del hombre es obra del Espíritu Santo. No hemos sido bautizados tan solo en agua, sino en agua
y Espíritu Santo. El viene a nosotros calladamente, sin luces celestes ni música angelical, porque normalmente así
actúa Dios, en el silencio de la Fe.
Por eso nuestros cuerpos son sagrados. San Pablo tiene que increpar duramente a los Corintios que caían en toda
clase de depravaciones. “¿No sabéis que sois Templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros? Al que destruya
el Templo de Dios, Dios lo destruirá. El Templo de Dios es santo y ese templo sois vosotros” (1 Cor.3,16-17).
6. Nos hace miembros de la Iglesia
Por el Bautismo, somos agregados al Pueblo de Dios, a la Asamblea de los Santos, Cuerpo Místico de Cristo, a la
Familia de Dios, que es la Iglesia. Además, disfrutamos de todos los derechos de un cristiano, como el acceso a la
gracia de Dios por los sacramentos.
Al mismo tiempo, quedamos obligados al cumplimiento de sus leyes, que siempre son, como la misma Ley de
Dios, para benefi cio de los cristianos y de la Humanidad entera.
7. Imprime en el alma un carácter
El Bautismo solo puede conferirse una sola vez, como una sola vez podemos nacer de nuestra madre. El alma queda
marcada para siempre con el carácter de hijo de Dios, aunque posteriormente renegáramos de la Fe Cristiana
o viviéramos en pecado mortal. El Bautismo es el “sello del Señor con que el Espíritu Santo nos ha marcado para el
día de la redención” (San Agustín).
Resumiendo: El Bautismo, al comunicarnos la Vida de la Gracia, que no es otra cosa que la Vida Divina, nos hace
hijos de Dios Padre, hermanos de Jesucristo, templos del Espíritu Santo, miembros de la Iglesia y partícipes de sus
méritos infi nitos, imprimiendo en nuestras almas un carácter indeleble. Pero aún hay más: el Bautismo nos hace
SANTOS pues la santidad consiste precisamente en vivir en Gracia de Dios, en llevar en nosotros la misma Vida
Divina. “Sed santos como vuestro Padre Celestial es Santo” es el deseo de Jesucristo.
CLAVE DEL ACOMPAÑAMIENTO
1.-Todo proceso de acompañamiento pasa por tomar conciencia de lo que signifi ca el bautismo.
2.-El encuentro personal con Dios pasa por la relación entre un Padre y un hijo. El Padre acompaña al hijo para que
éste descubra cual es su misión en la vida.
3.-Como miembros de la Iglesia, por el bautismo, somos acompañados por ésta en nuestra vida. A través de los
sacramentos vamos creciendo en el camino de ser personas plenas.
4.-El acompañante debe respetar la dignidad de cristiano del acompañado, es decir, debe ver en él a un hijo de
Dios, a un hermano, y un templo del Espíritu Santo. El acompañante debe ser consciente de que cuando acompaña
está pisando tierra sagrada.
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