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Campaña I Caminà amb Ells - Juniors Moviment Diocesà

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es lo que tú entiendes”, tendrán que contestar qué signifi ca un mandamiento para ellos y en la segunda, “qué se<br />

entiende” pondrán su signifi cado verdadero. Para ello les pediremos silencio.<br />

Les daremos a cada uno una fotocopia del anexo 8 y en la sala, habrá 10 sobres, cada uno de ellos con el signifi -<br />

cado de un mandamiento, así que ellos deben elegir por qué mandamiento comenzar y responder a la pregunta<br />

¿Qué es lo que tú entiendes? Y una vez la hayan respondido, se acercarán al sobre y leerán el verdadero signifi -<br />

cado y responderán a la siguiente pregunta ¿Qué se entiende?.<br />

A continuación, tenemos la lista de los diez mandamientos:<br />

Primer Mandamiento - AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS.<br />

Segundo Mandamiento - NO TOMARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO.<br />

Tercer Mandamiento - SANTIFICARÁS LAS FIESTAS.<br />

Cuarto Mandamiento - HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE.<br />

Quinto Mandamiento - NO MATARÁS.<br />

Sexto Mandamiento - NO COMETERÁS ACTOS IMPUROS.<br />

Séptimo Mandamiento - NO ROBARÁS<br />

Octavo Mandamiento - NO DIRÁS FALSO TESTIMONIO NI MENTIRÁS.<br />

Noveno Mandamiento - NO CONSENTIRÁS PENSAMIENTOS NI DESEOS IMPUROS.<br />

Décimo Mandamiento - NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS.<br />

Cabe indicar que hay una pequeña variación entre la descripción del Éxodo y los mandamientos tal como los<br />

tenemos escritos en el Catecismo.<br />

Y fi nalmente, aquí tenemos la explicación de cada mandamiento:<br />

El primer mandamiento (Ex 20,3) en su aspecto positivo sería como decir “amarás al Señor sobre todas las cosas”.<br />

Aquí se indica que después de haber comprobado la entrega de Dios por su pueblo, éste debe amarlo como<br />

el único Dios, por encima de todo lo demás. Esto lógicamente exige el rechazo de toda divinidad que le haga<br />

sombra, de toda realidad que pretenda ocupar su puesto (fama, riquezas, posesiones, poder, el materialismo, el<br />

placer, etc.): nada es tan importante como el Señor.<br />

El segundo mandamiento (Ex 20,4-6) es consecuencia del anterior: frente a una costumbre de la época, prohíbe<br />

la fabricación de cualquier tipo de imagen divina y prestarle culto. En su aspecto positivo proclama la trascendencia<br />

de Dios que no tiene analogía en el mundo creado y que nadie ha visto cara a cara. La única imagen divina<br />

es el hombre, creado por él. La veneración que merecían los ídolos en otros pueblos, en Israel sólo la merece<br />

el prójimo. Por tanto, denuncia la fuerza mágica de las imágenes, pues si la fi gura puede ser vehículo de acercamiento<br />

a Dios, encierra el peligro de fascinar mágicamente, suplantando a lo que representa. Este mandamiento,<br />

(Ex 20,7), defi ende el nombre del Señor de cualquier manipulación indigna: blasfemia, brujería o adivinación,<br />

falso testimonio. Pone en guardia al hombre ante la tentación de utilizar la fe y la religión con fi nes egoístas.<br />

El tercer mandamiento (Ex 20,8-11) es el puente entre las obligaciones para con Dios y las que se deben a los<br />

hermanos. El sábado como día de descanso y tiempo consagrado al Señor es una institución característica de<br />

Israel. La institución del sábado, conocida ya por los profetas, alcanza una importancia única a partir del destierro<br />

de Babilonia (686-538 a. C.). Al consagrar el sábado, el hombre reconoce a Dios como dueño absoluto del<br />

mismo. Ese día la persona humana se eleva por encima de cualquier ocupación o trabajo y se asemeja a Dios:<br />

es una invitación a imitarlo, pues después de la creación descansó. El sábado es una fecha bendita y fuente de<br />

bendición, por eso todos los seres deben descansar junto a su Dios.<br />

El cuarto mandamiento (Ex 20,12) tiene una promesa de bendición: “Honra a tu padre y a tu madre, para que se<br />

prolonguen tus días sobre la tierra que Yahvé te va a dar”. El respeto hacia los padres obliga a todos, no sólo a los<br />

niños. A los padres se les debe honor y gloria, como al Creador, por ser ellos quienes nos dieron la vida y la fe, y<br />

t<strong>amb</strong>ién por ser los prójimos más cercanos. Se les debe atención y cariño, aunque por su edad ya no produzcan<br />

o trabajen. No se les puede abandonar o menospreciar. Este precepto libera al hombre de su egoísmo, haciendo<br />

que reconozca su dependencia de otros y le invita a aceptar su vinculación a una familia y a una fe.<br />

El quinto mira a la preservación de la vida (Ex 20,13): prohíbe la eliminación del hombre, imagen de Dios. La tra-<br />

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