Campaña I Caminà amb Ells - Juniors Moviment Diocesà

ANEXO 5
Y se cumplió lo prometido…
La Historia del Pueblo de Israel culmina con el nacimiento de Jesús en Belén. Para llegar hasta este momento,
debemos pararnos en el encuentro de Dios con María a través del ángel Gabriel.
Encuentro en el que ella se fi ó de Dios y comienza a sentirse acompañada por Dios para superar las diferentes
situaciones de su vida con las que se iba a encontrar hasta que Jesús nació, momento en el que Dios acompañaría
a su hijo y éste a su Madre. Y es que Jesús, no es un intermediario más, sino es el mismo Dios, que ha venido
a traer la salvación y la vida eterna. Y es que así comienza una nueva era en la historia de la humanidad
Los Apóstoles necesitaron al Señor Jesús para entender, y, a pesar de la presencia, de las palabras y de la compañía
de Jesús, no entendían todo lo que él les decía.
¿Realmente podemos hablar de esperanza en medio de esta historia? Sí. Dios siempre se ha mantenido fi el,
porque Dios siempre ha querido la salvación de su pueblo. A lo largo de la historia puedes identifi car los elementos
fundamentales de la esperanza, y podemos dividir estos elementos en dos categorías: la acción divina
y la respuesta humana.
No voy a tratar de decirte palabras bonitas o aquellas que tus oídos quieran escuchar, sino que desde tu propia
historia, pronunciarás palabras desde el corazón cargadas de emociones y sentimientos, palabras de fe por haber
entablado una relación de intimidad, confi anza y seguimiento de Dios.
¿Y tú, cuántas veces has creído que si Dios está contigo nada malo pasará? Pues Él te ayudará pero no evitará tus
males, sino que te tocará orar y rezar para intentar saber qué quiere Dios de ti, en este momento de difi cultad o
de alegría.
También tú te encuentras en un Éxodo, una llamada a salir y ponerte a caminar hacia la libertad, dejando a un
lado las esclavitudes que te oprimen, ¿cuáles son?, ¿qué te esclaviza y qué te hace libre?
Dios durante todo el peregrinar del pueblo de Israel por el desierto, nunca les abandonó, unas veces estaba más
cerca, otras más lejos y otras como si no existiese, pero ahí seguía él y hubo un momento en el que Dios habló a
Moisés desde la zarza ardiente y hoy Dios te sigue hablando en la zarza ardiente de tu corazón para decirte qué
camino debes seguir. ¿Le escuchas?
48