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104 TERESA CORCHETE Y SARA IGLESIAS
Con todo, la respuesta genérica a la cuestión antes planteada está en el
desarrollo de un conjunto de acciones que, como premisa de partida, tienen
que cumplir estas condiciones: uno, estar diseñadas pensando en las expectativas
y las necesidades de los destinatarios (familias de niños prelectores); dos,
estar adaptadas a las posibilidades reales concretas de recursos materiales y
humanos disponibles en la institución que las aborda; y tres, estar concebidas
en conjunto como «un todo», como un programa estratégico de actuaciones
cohesionadas que responden a una idea compacta y planificada y que se complementan
y refuerzan unas con otras.
Si bien debe insistirse en la importancia de tener muy en cuenta las características
de las familias destinatarias a la hora de diseñar las estrategias que
se van a seguir con ellas, y de forma particular en el caso de las que requieran
una colaboración o participación activa de los padres, no se trata de dar
un servicio a la carta a cada tipo de familia, para lo cual ninguna biblioteca
cuenta con las capacidades necesarias, sino de:
– Establecer una oferta principal que garantice una cobertura suficiente de las
necesidades y las expectativas básicas que puede plantear el colectivo compuesto
por los niños de primeras edades y sus adultos tutores, en el caso
de cualquier familia usuaria. Entrarían en este apartado la disponibilidad de
espacios y actividades de lectura destinados específicamente a dicho colectivo
y el servicio de préstamo de libros para prelectores. Es conveniente que
una parte de esas actividades ofrezcan a los adultos la posibilidad de participar
en ellas activamente, observando de forma directa cómo actúan sus
hijos con los libros y otros materiales de lectura, así como de tomar contacto
con más familias (observar en otros realidades similares en relación
con la lectura les ayuda a comprender determinadas respuestas y actitudes
y a afrontar situaciones).
– Añadir a los contenidos de esta oferta básica otros que los refuercen y los
cohesionen, además de aportar un mayor atractivo al conjunto. Se integrarían
aquí los servicios y recursos creados para asesoramiento y formación
de los padres que les aporten, entre otras, pautas para seleccionar títulos en
todos los formatos e ideas para trabajar con los niños en casa; y que además,
junto con su participación en las propuestas que se desarrollan en la
biblioteca, les animen a integrar la lectura y la narración de cuentos en las
rutinas familiares, y les hagan tomar conciencia del valor que ellos aportan
a esta toda esta tarea. Ejemplos de este capítulo son los diferentes servicios
de información, los folletos didácticos, las guías de lectura, las charlas sobre
libros, lectura y aspectos de la educación de los niños, los talleres de temas
diversos o los clubes de lectura de padres y madres.
– Crear servicios de valor añadido que complementen a los anteriores y aporten
un carácter diferencial al trabajo que la biblioteca realiza con las familias. Sería