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70 MARÍA CLEMENTE Y DOLORES GONZÁLEZ
a su alcance de una forma simplificada y constituyen un medio excelente
de comunicación entre niños y adultos que refuerza, además, las relaciones
afectivas.
No cabe duda de que el espacio familiar es un contexto idóneo para inculcar
valores sociales y hábitos culturales y ofrece posibilidades inigualables para
contribuir al proceso de crear lectores. Planteando la lectura sin obligaciones,
ni exigencias, como algo que se disfruta durante el tiempo de ocio, algo que
a través de la palabra, refuerza los afectos e invita a compartir emociones.
Todas estas consideraciones forman parte de los planteamientos que desde
el centro se tienen en cuenta para perfilar programas o iniciativas de fomento
de lectura dirigidas a las familias con niños pequeños y, muy especialmente,
los programas que han sido objeto de este estudio.
RONDA DE LIBROS
En 1997, se puso en marcha el programa Ronda de Libros. Los usuarios
de este programa son los bebés de 9 meses a 3 años y sus padres o adultos
acompañantes.
El programa focaliza sus objetivos y dinámicas en el valor de la relación
adultos/niños a través de los libros. No es un programa de animación a la lectura
precoz, ni tampoco una escuela de padres y, aunque se ofrecen pautas
para la selección de historias o estrategias para contar cuentos, el objetivo
esencial no es establecer modelos de actuación en torno al libro... Es una invitación
a los adultos para que contemplen lo que sucede cuando se pone un
libro en manos de un bebé y participen en las acciones que se pueden desarrollar
en torno a este encuentro.
Se intenta que los niños, acompañados de sus padres, puedan ver y escuchar
otras voces, otras sensaciones… Y, sobre todo, que sean los padres los
auténticos mediadores en ese proceso. El diseño del programa potencia y favorece
la implicación del adulto en las dinámicas de cada sesión. Como resultado,
su actitud pasa de ser meramente receptiva a participativa. No traen a
sus hijos a la biblioteca simplemente para que pasen un buen rato y que la
bibliotecaria actúe para ellos, sino que son ellos mismos los que se involucran
en muchas partes de la sesión y se convierten en verdaderos conductores de
la misma.
El niño tiene la oportunidad de escuchar, en pequeños grupos o de manera
individual, cuentos que le narran las bibliotecarias o sus padres, compartir
los cuentos con otros niños, jugar en el rincón de las marionetas, participar
en actividades de juego con canciones, rimas y mímica en las que es impres-