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46 ZAÏMA HAMNACHE
las que no lo son. Los más pequeños demuestran así el placer que sienten al
escuchar leer, sea cual sea su entorno, y la curiosidad que les suscitan las
bellas historias de sus primeros álbumes.
La calidad literaria y estética de estos libros de ilustraciones es un elemento
esencial y una razón más para implicar a los profesionales del libro.
De este modo hemos ido avanzando en nuestra reflexión gracias a los intercambios
entre los bibliotecarios y las personas que trabajan con la primera
infancia, a lo largo de una serie de experiencias comunes que nos incitan a
salir «extramuros» de los servicios que prestamos. Nuestra prioridad son las
animaciones periódicas, con participación de los padres, dirigidas a grupos
reducidos de niños de distintas edades, antes incluso de que pronuncien sus
primeras palabras, una edad de oro donde las haya para conquistar a padres
y profesionales.
Los estudios científicos sobre la apropiación de la lengua escrita se ven
aquí ampliamente confirmados: la atracción por los relatos es especialmente intensa
en la primera infancia, igual que el interés por los libros, que el entorno más
cercano suele compartir con auténtico placer. Ése es el momento de empezar a
frecuentar las bibliotecas y sus lugares de lectura «de proximidad», que serán
el complemento indispensable para un aprendizaje escolar sólido y duradero.
Se trata de una dinámica educativa muy necesaria en nuestra sociedad
—donde cualquier dificultad con lo escrito puede suponer una desventaja considerable—
aunque suele pasarse por alto con demasiada frecuencia y aplicarse
de manera desigual en las comunidades locales y territoriales. Si bien se han
conseguido avances importantes, todavía quedan muchas «zonas blancas» por
conquistar. Los proyectos sobre libros y bebés son un buen punto de partida
para lograr una mayor igualdad en la adquisición de la lengua escrita.
Nuestras sesiones formativas tituladas «Libros primera infancia» se combinan
siempre con un trabajo de animación en el que participa un servicio de
bibliotecas. En efecto, la mejor manera de divulgar estas experiencias es hacer
que la gente las viva y comparta así ese placer que sienten los bebés con las
primeras lecturas en voz alta. Por eso, para ser más convincentes, nosotros
optamos por acercarnos a las familias con mayores dificultades, las que viven
en barrios y núcleos rurales, pero sin considerarlas por ello un caso aparte.
De este modo, ese vínculo esencial con la «primera» literatura puede estar al
alcance de todos, sin ningún afán de exclusividad.
Entre los fundadores de la asociación están el profesor René Diatkine
—primer presidente de ACCES—, el doctor Tony Lainé y la doctora Marie
Bonnafé —actual presidenta—, todos ellos psiquiatras y psicoanalistas. Las animaciones
a la lectura se llevan a cabo en los lugares frecuentados por los más
pequeños, a ser posible en presencia de los adultos que los tienen a su cargo