Actas 16 Jornadas de bibliotecas (FGSR).pdf - Centro Internacional ...
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24 ENRIQUE GIL CALVO<br />
4. LOS PROGENITORES ACTUALES COMO CRIADORES DE LECTORES<br />
Si en el pasado los iniciadores y los propagadores <strong>de</strong> las epi<strong>de</strong>mias lectoras<br />
fueron el hogar familiar y los padres, hoy ya sólo parece que puedan<br />
serlo la escuela —la red <strong>de</strong> centros <strong>de</strong> enseñanza pública—, el mercado editorial<br />
—con su red <strong>de</strong> puntos <strong>de</strong> venta, exposición y publicidad—, la comunidad<br />
local —la red <strong>de</strong> <strong>bibliotecas</strong> públicas— y la comunidad virtual <strong>de</strong><br />
internautas —con su red <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s en Internet—, sin que el hogar doméstico<br />
ni los progenitores tengan mucho que <strong>de</strong>cir al respecto. O quizá sí. ¿Cabe<br />
recuperar la influencia perdida por la familia en la inducción <strong>de</strong>l hábito lector,<br />
restaurando el papel original que un día <strong>de</strong>sempeñaron los padres?<br />
Parece difícil que la familia actual pueda volver a <strong>de</strong>sempeñar una influencia<br />
comparable a la <strong>de</strong>l siglo XVII protestante sobre la inducción <strong>de</strong> hábitos<br />
lectores en sus hijos. Y en cualquier caso, si es que algún día lo consigue,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no será porque se produzca una mera restauración <strong>de</strong> aquella antigua<br />
capacidad que hace tres siglos le permitió alumbrar la primera epi<strong>de</strong>mia<br />
lectora <strong>de</strong> la era mo<strong>de</strong>rna. Existen dos factores que podrían impedir a las familias<br />
<strong>de</strong>sempeñar ahora aquella misma función que antaño ejercieron. El primero<br />
es la pérdida <strong>de</strong> la autoridad familiar, potencialmente inductora <strong>de</strong> la<br />
lectura, y el segundo la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber religioso <strong>de</strong> leer en familia,<br />
como consecuencia <strong>de</strong> la secularización. Veámoslos por partes.<br />
La familia actual parece haber perdido toda autoridad sobre sus hijos, tras<br />
verse <strong>de</strong>sautorizada y suplantada por la enseñanza pública, los medios <strong>de</strong> comunicación<br />
audiovisual, las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> pares o iguales (pandillas adolescentes) y las<br />
re<strong>de</strong>s digitales (móviles, vi<strong>de</strong>ojuegos, Internet, etc.). Por lo tanto, mal podría<br />
esperarse que recuperase la suficiente autoridad como para inducir <strong>de</strong> nuevo el<br />
hábito lector en unos hijos que ya no se <strong>de</strong>jan influir apenas por sus progenitores.<br />
¿Por qué se ha perdido la autoridad familiar? La interpretación más común<br />
lo explica como consecuencia <strong>de</strong> lo que se ha venido llamando la ausencia <strong>de</strong>l<br />
padre 8 . Con este concepto se alu<strong>de</strong> no tanto a la <strong>de</strong>saparición física <strong>de</strong>l progenitor<br />
masculino —según suce<strong>de</strong> cuando la separación conyugal da lugar a las<br />
familias monoparentales <strong>de</strong> padre ausente— como a su retirada moral. La abolición<br />
<strong>de</strong>l patriarcado y el ascenso <strong>de</strong> la emancipación femenina han <strong>de</strong>terminado<br />
que ya no sea posible ejercer la paternidad con autoritarismo. Y en<br />
consecuencia, los nuevos padres posmo<strong>de</strong>rnos ya no saben hacerse respetar, pues<br />
creen haber perdido su paternalista autoridad moral. De modo que aquel viejo<br />
temor al padre que impulsaba a obe<strong>de</strong>cerle ha <strong>de</strong>saparecido, y ahora los padres<br />
ya no saben obligar a sus hijos a realizar los esfuerzos necesarios para amar<br />
la lectura ni se sienten capaces siquiera <strong>de</strong> intentarlo.<br />
8 Lluís FLAQUER, La estrella menguante <strong>de</strong>l padre, Barcelona, Ariel, 1999. Véase también<br />
Enrique GIL CALVO, El nuevo sexo débil, Madrid, Temas <strong>de</strong> Hoy, 1997.