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DE BEBÉS, CEREBROS, FAMILIAS, LBROS Y OTRAS MARAVILLAS... 83
EL COCEDERO DE LAS GAMBAS CABEZONAS
La familia es, si me permiten la simplificación, el horno en el que se
acaba de cocer esa gamba cabezona de pulmones potentes y esfínteres indómitos.
Creo que fue también Freud el que afirmaba que cada familia es feliz
de la misma manera, pero cada una es infeliz a su manera. No es bueno generalizar,
pero es interesante insistir en un aspecto en estos tiempos de cambios
acelerados en todos los ámbitos. La familia tiene estructuras históricamente
diversas, pero tiene unas funciones inmutables. Una de ellas es la cría y cuidado
de los hijos y de sus miembros en general; la otra es la de constituir
una unidad económica que permite sostener en el tiempo esa función. Como
sintetizan algunos demógrafos anglosajones las funciones de la familia son love
and work (amor y trabajo) Uno de los instrumentos más verificados y potentes
para la reproducción de los hábitos, valores y conductas sociales es la educación,
sea formalizada en instituciones específicas o no. La escuela graduada
es, como el concepto mismo de infancia y adolescencia, un invento reciente.
Esa complejísima transmisión de conocimientos, hábitos, símbolos y creencias
en las sociedades agrarias ha sido, durante miles de años, generacional: los
niños aprenden todo lo necesario (desde el trabajo hasta las conductas simbólicas)
de sus mayores, por imitación y conviviendo con ellos a todas horas.
En las sociedades premodernas, con una cierta división del trabajo, la transmisión
se denomina intergeneracional: el padre artesano enseña artesanía o la
guerra a su hijos; la madre, la cría y el cuidado a las hijas; el proletariado
es la clase que tiene hijos para trabajar, cada generación sale de su hogar para
ir a aprender y a trabajar fuera del hogar… Cada uno de nosotros ha aprendido
un oficio o profesión en una institución educativa académica, con independencia
de las que tuvieron nuestros antepasados. Hoy —tiempo de cambio,
recordemos— se nos asegura (no sin engaño, flexibilidad laboral) que nos educamos
para poder cambiar de trabajo dos o tres veces a lo largo de una misma
vida laboral, lo que hoy sabemos mañana no servirá. Es una transmisión de
conocimientos dentro de cada generación, intrageneracional. Es un tópico muy
extendido eso de que vivimos hoy en una mutación permanente, en un tiempo
de crisis y de cambios muy acelerados. La familia, la escuela y el trabajo
son tres de los ámbitos que más transformaciones han sufrido en pocos
decenios del pasado siglo. En verdad, el cambio es consustancial con la vida
y con la vida social. Un teólogo del siglo XVII contaba esta anécdota: Cuando
Dios expulsa del paraíso a Adán y Eva, aquél le dice con severidad: «Mujer,
estamos viviendo un tiempo de cambios muy rápidos». Lo específico de la
actualidad no es tanto el cambio como su velocidad creciente.