21 - Revista de Temas Nicaragüenses
21 - Revista de Temas Nicaragüenses
21 - Revista de Temas Nicaragüenses
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>de</strong> Lecturas nacionales <strong>de</strong> El Salvador <strong>de</strong> Saúl Flores, la cual se iniciaba con el texto olvidado. (51)<br />
Como cuentista y “poeta lírico” influyente, Ávila aparecía también en Antología <strong>de</strong>l cuento<br />
centroamericano <strong>de</strong> Hugo Lindo (Ed.) y Cuzcatlán. Libro <strong>de</strong> lecturas nacionales <strong>de</strong> Francisco Espinosa<br />
(Ed.), quien lo consi<strong>de</strong>raba uno <strong>de</strong> “los poetas <strong>de</strong> mayor nombradía”. (52)<br />
Al ignorar las reiteradas ediciones <strong>de</strong> la antología <strong>de</strong> Flores, se repudiaba el saber elemental<br />
que cualquier estudiante salvadoreño <strong>de</strong> secundaria poseía <strong>de</strong> la literatura nacional hacia mediados<br />
<strong>de</strong>l siglo XX. Por <strong>de</strong>sgracia, mucho más hemos olvidado y ansiamos olvidar en nombre <strong>de</strong> una<br />
memoria que siempre lleva a cuestas y oculto a su antónimo complementario, el olvido. Sea que lo<br />
acuñara Ávila o Mistral, ya no me quedaba duda que el primero había popularizado el término en la<br />
conciencia literaria nacional <strong>de</strong> la primera mitad <strong>de</strong>l siglo pasado. En aquel “sentimiento nacional”<br />
regionalista que la vanguardia comprometida extirparía para acce<strong>de</strong>r a la (pos)mo<strong>de</strong>rnidad<br />
revolucionaria, la difusión escolar <strong>de</strong> la frase canónica inculcaba “un panorama <strong>de</strong> nuestro suelo”<br />
que jamás agotaría una historia abstraída <strong>de</strong> su entorno geográfico. La historia se alzaba entre olvido<br />
y tachadura.<br />
Semanas <strong>de</strong>spués llegó a mis manos una lectura<br />
fulminante que me causó escalofrío. Uno <strong>de</strong> los primeros<br />
críticos <strong>de</strong> la literatura <strong>de</strong>l istmo, Alfonso María Landarech,<br />
lo <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñaba la práctica reciente <strong>de</strong> los estudios culturales<br />
centroamericanos. (53) A quien Dalton mismo honraba<br />
como profesor insigne en sus años mozos, incluía un extenso<br />
capítulo <strong>de</strong>dicado a Ávila. (54) A veinte años que Landarech<br />
<strong>de</strong>clarase “¿y quién no conoce aquí a Julio Enrique? Figura<br />
prócer […] poeta <strong>de</strong> verso amplio, muy alegórico y original”,<br />
en sentido católico-marxiano, Dalton confesaba “acepto que<br />
mi poesía no es ya la <strong>de</strong> antes, la que gustaba tanto al Padre<br />
Landarech. El bueno <strong>de</strong> Tapón insistía en convencer a todo<br />
el mundo <strong>de</strong> que su querida oveja negra era el poeta lírico<br />
más importante <strong>de</strong> la literatura nacional. Esto le ganó el<br />
odio <strong>de</strong> Hugo Lindo y <strong>de</strong> otros poetas católicos”. (55)<br />
Por siempre dudaría que Dalton <strong>de</strong>sconociera el<br />
sentir estético <strong>de</strong> su propio profesor, quien apuntaba como<br />
“próximo a publicarse: El Pulgarcito <strong>de</strong> América” <strong>de</strong> Ávila e<br />
incluía una larga página que transcribí en los anexos como<br />
juicio <strong>de</strong> la obra en cuestión. (56) Sin embargo, esta<br />
ignorancia <strong>de</strong> los pre<strong>de</strong>cesores directos <strong>de</strong> Dalton<br />
Ilustración VI: “El Salvador,<br />
Pulgarcito <strong>de</strong> América” <strong>de</strong> Julio<br />
Enrique Ávila, Cypactly. <strong>Revista</strong><br />
<strong>de</strong> Varieda<strong>de</strong>s<br />
caracterizaba la crítica <strong>de</strong> su obra a casi treinta y cinco años<br />
<strong>de</strong> su trágica muerte. Habríamos <strong>de</strong> olvidar lo que en el<br />
pasado “ha hecho época” para afirmarnos en un presente<br />
original y posmo<strong>de</strong>rno.<br />
El verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> este olvido me llegó<br />
directamente <strong>de</strong> Santa Ana. Des<strong>de</strong> esos cafetales<br />
inverosímiles en páramos templados, fieles a la causa, antiguos alumnos me aconsejaban consultar<br />
Estudios históricos. (57) En epígrafe, el prólogo <strong>de</strong> Manuel Castro Ramírez anunciaba que “todos<br />
191