Adolfo Bioy Casares y sus temas fundamentales - Bernardo Ruiz
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pensamiento para Clara, su amada, antes de morir, (38). Hay que descender solo a los<br />
infiernos.<br />
<strong>Bioy</strong> (39) sabe perfectamente que "la única aventura verdadera que tiene frente a sí<br />
el individuo es la de su propio inconsciente", (40), como lo subraya Castel en Plan de<br />
Evasión: "Su destino por ser soñado, no ha de ser más espantoso o más incalculable que el<br />
de los hombres despiertos; tal vez sea un poco más previsible (aunque no menos complejo),<br />
pues depende de la historia y de la voluntad del sujeto", (41).<br />
Dentro de El Sueño de los Héroes hay una reflexión de <strong>Bioy</strong> que nos parece en<br />
extremo reveladora: "El destino es una útil invención de los hombres. ¿Qué habría pasado<br />
si algunos hechos hubieran sido distintos? Ocurrió lo que debía ocurrir; esta modesta<br />
enseñanza resplandece con luz humilde pero diáfana..." (42).<br />
A diferencia de los héroes griegos, los personajes de <strong>Bioy</strong> buscan rebelarse contra el<br />
destino. Aunque en esencia sea la misma trampa de Edipo: mientras más lejos se siente de<br />
la perdición, es más culpable. El mismo tratamiento que Edipo, reciben los personajes de<br />
<strong>Bioy</strong> <strong>Casares</strong>. Esta condición trágica los hace accesibles y admirables. En principio<br />
consideran lejana e imposible la existencia del destino:<br />
"En alguna parte leí que un apretado tejido de infortunios labra la historia de los hombres, desde la<br />
primera aurora, pero a mí me agrada suponer que hubo períodos tranquilos y que por un<br />
inapelable golpe de azar me toca vivir el momento, confuso y épico, de la culminación", (43).<br />
Afirma categórico el protagonista de "La sierva ajena" pero paulatinamente los<br />
personajes descubren que oscuras premoniciones anunciaban su fin; tenemos por ejemplo<br />
el caso de Gauna; en una feria un loro le anuncia su suerte:<br />
Los dioses, lo que busque y lo que pida, como loro informado le adelanto, ¡ay! le concederán. Y<br />
mientras tanto aproveche el banquete de la vida, (44).<br />
Pocos "¡ay!" están igualmente cargados de significación en la literatura. Ni siquiera<br />
Taboada con <strong>sus</strong> conocimientos —o por ellos—; deberá impedir la consumación del sacrificio<br />
de Gauna. Sin embargo, en la obra de <strong>Bioy</strong>, sólo Taboada es capaz de entrever el rostro del<br />
Destino; curiosamente tiene cierta semejanza con algunas representaciones de la justicia: