Adolfo Bioy Casares y sus temas fundamentales - Bernardo Ruiz
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II, 10) se asegura que: "Los malignos espíritus, que se piensan dioses, quieren que de ellos<br />
se pregonen aun las bellaquerías que no cometieron, siempre que con estas opiniones, a<br />
guisa de redes, envuelvan las mentes humanas y las arrastren consigo al predestinado<br />
suplicio".<br />
Podemos dudar o aceptar la acción directa del demonio; pero para <strong>Bioy</strong> es evidente.<br />
En la madrugada, después del baile de máscaras y de la muerte de Lancker el narrador<br />
afirma: "Era el diablo, el verdadero diablo, llámenlo Satanás o como quieran. Inútil fue<br />
buscar a esa máscara por la quinta. Inútil buscar a los padrinos, al de cabeza de chivo y al<br />
de cabeza de asno. Los tres se habían esfumado. No eran máscaras" (7).<br />
En general, la obra de <strong>Bioy</strong> <strong>Casares</strong> tiene el mismo acierto que él ha apuntado como<br />
mérito de La Celestina: "Diríase que el autor ha previsto la objeción y delicadamente ha<br />
dejado en el texto los elementos para rebatirla" (8).<br />
Como el tiempo del mito se abre para nosotros en estas celebraciones carnavalescas<br />
<strong>Bioy</strong> lo utilizará como tópico para significar la pérdida del alma o como el acceso a otra<br />
vida. Así podemos comprender los anuncios que tienen en este sentido <strong>sus</strong> personajes.<br />
"El carnaval desembocó entonces en la avenida y la arrastró a Diana. La vi perderse entre máscaras<br />
disfrazadas de animales, que incesantemente pasaban, con el cuerpo a rayas de colores como<br />
cebras o de víboras y vida. No me creerá, todavía dormido, me pregunté si mi sueño era un efecto de<br />
lo que sucedió o en un anuncio de lo que iba a suceder. Tampoco me creerá si le digo que,<br />
despierto, seguía en la pesadilla". (9)<br />
Esto se preguntaba Bordenave. Pero la respuesta ya estaba pronunciada desde El<br />
sueño de los héroes: "En esa última noche de la gran aventura, Gauna y la muchacha son<br />
como dos actores que al representar <strong>sus</strong> partes hubieran pasado de la situación mágica de<br />
un drama a un mundo mágico" (10). Es decir, al mundo que percibimos por los sueños. El<br />
alma, el del mito, el del inconsciente.<br />
(11).<br />
Y la explicación de la diferencia entre el sueño y la pesadilla es muy clara:<br />
"—Sabes por qué este mundo no tiene arreglo?...Porque los sueños de uno son las pesadillas de otro"<br />
NOTAS